miércoles, 1 de abril de 2009

AY, ESOS CALENDARIOS…

Hace tiempo Silvia, una amiga, me comentó entre divertida y molesta, que a su hijo de trece años, al que sobreprotege demasiado (son sólo él y ella), le habían regalado los compañeros de estudios, el calendario caliente de Norkys Batista. Me contó que él llegó como asustado: “Mira, mami, lo que me regalaron esos payados e la escuela por mi cumpleaños”. Ella nada dijo, pero entendía que seguramente él lo había pedido, o estaba de acuerdo. La verdad es que ese calendario bien valía la pena, es como esos que están en los talleres mecánicos, donde junto a un carro siempre esta una o dos chicas en bikinis. Siempre he creído, aunque por algunos comentarios sobre diversos tópicos que he recibido creo que no es así totalmente, que sólo a los hombres nos interesan este tipo de publicaciones. Aún cuando las fotos sean de otros carajos. Me explico:

Durante años he sabido de las Playboy, ¿quién no?; luego supe que existía su hermana bastarda, la Playgirl, pero que esta nunca contó con tanta aceptación ya que la mujer promedio no la adquiría, siendo su mayor mercado el de los homosexuales (no les digo, ¡hombres!). Al parecer ocurre igual con estos calendarios. En Venezuela, hace unos tres o cuatro años, todo el que salía en televisión, por cualquier motivo, con buena pinta, sacaba un calendario. Sólo tres corrieron con cierta suerte, el del Pablo Martín ese, el actor que hizo carrera luciendo pequeñas prendas de vestir en novelas; el de los Misters Venezuela, por ser varios, y este de Norkys Batista. Y lo cierto es que las mujeres los compran, digo, los de hombres, pero en su mayoría son ‘otros’ hombres quienes se los llevan. Es un hecho. Creo que es por eso que ciertas firmas de modas que publican anualmente calendarios masculinos, se van de una vez por lo seguro, jugando a la ambigüedad, como el francés en France de los Dieux du Stade (qué dónde está lo ambiguo o dudoso, no lo sé, más claro no canta un gallo). Júzguenlo:
Julio César.

NOTA: No, Fátima, no pienso sacar el mío… el calendario, quiero decir.

No hay comentarios: