lunes, 10 de agosto de 2009

CSI NUEVA YORK, FINAL DE TEMPORADA

Comienzo diciendo que si no han visto esta última temporada de CSI Nueva York, la quinta, y les gusta ir sobre la marcha ‘descubriendo’ la acción y al culpable, no sigan leyendo, ¿okay? Por cierto, odio encadenarme cada semana para ver un programa, lo hago con excepciones como NCIS y CSI Miami, lo demás espero que me los envíen en formato DVD, de parte de una amiga en Bogotá.

Ya es costumbre que las series transmitan en el llamado final de temporada, algo bueno. Anteriormente era un buen capítulo, intenso, como lo fue por ejemplo el final de hace dos temporadas de la misma CSI Nueva York, cuando el laboratorio es tomado por un peligroso grupo armado en busca de drogas. Hubo suspenso, peligro, disparos, explosiones e investigaciones forenses, claro. Al final todos bien, y Mac Taylor (Gary Sinise) el líder, decide irse a Londres a descansar en brazos de su amada Peyton Driscoll (Claire Forlaine). La temporada siguiente regresa sin ella y así sacaron ese personaje bonito de la serie. Ahora no, en el último episodio proyectan algo tremebundo que te deja con un sabor agridulce en la boca, deseando ver qué sucede a continuación. Como sucedió con la muerte de la esposa de Horacio Caine, (David Caruso), dos temporadas atrás en CSI Miami, o cuando pensábamos que al investigador Ryan Wolfe (Jonathan Togo), lo sacarían de la historia. O incluso, como al final de la anterior temporada, cuando Caine sangraba sobre el piso de aquel aeropuerto. Pero ¡hay finales de finales!

Cuando creí que nada superaría el final de la primera etapa de 24, cuando la feroz, bella y mortal Nina Myers (Sarah Clarke), la doble agente, y traidora hasta me médula, mata a la mujer de Jack Bauer (Kiefer Sutherland), dejándonos algo deprimidos, llegó Dexter (Michael Hall), ese demente asesino, al cual, extrañamente, no deseamos que atrapen. Los dos últimos episodios de su primera temporada fueron trepidantes. Uno los veía con la boca abierta. La manera en que se deshace de la única persona en el mundo que lo entiende, su familia, fue estremecedor. Claro, debieron crear otra personalidad más horrible que la suya para que no odiáramos a Dexter. El final de la temperada pasada de NCIS, cuando separan al grupo, pensé que era uno de los finales más intensos que había visto, ¡ese sí era un final! ¿Y el de Criminal Minds? Fue, si me permiten la ligereza, explosivo. Esa serie me gusta, también sus personajes, así que me pregunté, con disgusto, a quién sacarían. Fue duro esperar hasta que comenzara la nueva temporada.

Pero claro, el mejor final de todos los que he visto hasta ahora, fue el de la tercera temporada de SUPERNATURAL, la batalla que libran los hermanos Winchester, Dean (Jensen Ackles) y Sam (Jared Padalecki), por evitar el Apocalipsis. Toda la tercera temporada fue buena, toda, pero los dos últimos episodios fueron sencillamente brutales de lo increíble. Era terrible, en ese su capítulo final, cuando ya sabíamos que terminaría la transmisión (con casi cuarenta minutos), ver a Dean en su martirio, suspendido en algo que parecía una pesadilla de la película La Puerta del Infierno, gritando de dolor, clamando por ayuda, llamando a Sam, su hermano, sabiendo que su suplicio era eterno. Incluso ya los créditos aparecían y se continuaban escuchando sus llamados. Dio escalofrío, de verdad se me erizó la piel. Y creo que difícilmente ningún otro final supere ese momento. Pero ahora se suma a los buenos finales, el de esta temporada de CSI Nueva York.

La temporada inició bien, con todos buscando a Mac Taylor, quien fue secuestrado por la falsa víctima en el banco. El sujeto era listo y les costó un mundo detenerlo, ¡y Mac se veía tan furioso!; se supo llevar y conservar el ritmo y el interés, cosa que no supieron hacer en la resurrección de Horacio Caine en CSI Miami. Hubo muy buenos capítulos, amenizado por los momentos personales del elenco. Fue bueno el niño que nació y el matrimonio de dos de los investigadores. La serie, que de las tres CSI, es la que menos interesante siempre me ha parecido, conserva bien los ingredientes iniciales en la manera de interactuar los personajes entre sí, así como las temáticas, las cuales no han decaído. Tal vez ahora las pruebas e incluso los crímenes son más halado por los cabellos, menos cotidianos, pero se mantienen interesante.

Lo del sujeto asesinado que era un asechador y que no dejó otro camino a su víctima, fue bueno y humano; lo del ex colega del grupo que aparece como martirizado y después descubren que es un monstruo, uno mezquino y ruin, fue repugnante pero interesante; el del criminal nazi fue alarmante, también enfurecía saber hasta dónde llega la enfermedad de los ‘coleccionistas’ de miserias, pero sobre todo muy emotivo. También cuando Stella Bonasera (Melina Kanakaredes), conoce sus raíces. Pero esta serie siempre fue así. A las investigaciones se une una dimensión más humana. Recuerdo en una de las primeras temporadas cuando aparecen los restos de un chico muerto en un deposito del Metro, y todo el trabajo que se tomaron por descubrir quién era, por darle un nombre y regresarlo con los suyos, y como se vieron de afectados al fallar en el intento. El del joven algo retardado que se creía Superman, fue brillante. Hilarante y trágico. Recuero al técnico de laboratorio intentando explicarle a Mac y Stella qué era la sustancia encontrada sobre el cadáver, todo apesadumbrado diciendo que repitió las pruebas varias veces, para terminar confesando que eran cristales de criptón, y Stella comentando: “¿Criptonita? Con razón pudieron matarlo”. Fue la primera que presentó el despido de uno del equipo por faltar gravemente, y cómo eso les pegó. O cuando este muere y el resto deja todo lo que hacían para encontrar al asesino.

Ahora, este su episodio final de temporada, también fue intenso. Comienza cuando hay un tiroteo y uno no de los principales, pero importante, cae herido y muere más tarde (aunque era predecible, por la forma que hablaba con su enamorado se sabía que era una despedida). Viene el dolor y la persecución. Y cuando ya pensamos que todo terminó, cuando están juntos brindando por la persona que se fue, todos alrededor de una mesa, hay un nuevo tiroteo. Fue una de esas tomas donde uno imagina que muere uno de los personajes principales. Realmente fue desconcertante, ¿acaso van a salir de uno de ellos? Ojalá que no sea de Stella, es una de las mejores. Tendremos que esperar y ver.

Julio César.

LA GOTA FRÍA

-Ay, no, ya me vio, ahora se me pega atrás…

Esto no termina de convencerme. Sé que el ejercicio es bueno para la salud, ese que se practica como rutina propia, aunque muchas veces se conoce a gente que parece demente. Esa esclavitud de horas y horas en gimnasios y el uso de sustancias reñidas con el organismo para desarrollar masa muscular, me parecen una exageración. Pero por edad estoy en ese tiempo cuando comerme un cachito de veinte gramos, me aumenta medio kilo. Y uno con cierta edad, y gordito, no resulta tan atractivo para otros ojos. Hay que admitirlo. Siempre me digo: voy a ir al gimnasio, haré algunos ejercicios, tal vez una dieta con menos grasa… Pero todo no pasa de buenas intenciones para más adelante.

Sin embargo, es necesario. Un ejercicio físico de más de diez minutos continuo tiene sus ventajas. Cuando la sangre corre a toda velocidad por el cuerpo y se respira profundamente, se producen varios fenómenos que todos conocemos, beneficiosos para el cuerpo: las paredes del corazón se ejercitan ganando en elasticidad y resistencia, al cerebro llega más oxígeno, es posible movilizar esas capitas de colesterol en los vasos mientras se fortalece la tonalidad de los mismos. Ese proceso genera el calor que ataca directamente las capitas adiposas que guardamos por ahí, y eso está bien. Así que, aunque sea un fastidio, es bueno algo de actividad. Y sí uno no es de los que sale todas las noches a bailar (y sudar), entonces hay que trotar o montar a bicicleta, que es lo que me gusta a mí. No se puede vivir sentado sin hacer nada.

Pero es verdad, hace falta algo de voluntad para hacer las cosas. Es por eso que muchos prefieren trotar con otros. También son necesarios los incentivos. Metido en mi camita, en las mañana, en el mejor momento cuando nos negamos a abrir los ojos y despertar del todo, pensar en correr es lo último que pasa por mi mente; pero sí alguien me espera, me motiva a salir. O después debo calarme los reclamos. Es como dice Alicia, una amiga, si ella viviera cerca de cierto actor, y lo viera salir cada mañana a trotar, se le pegaría atrás y hasta el maratón de Boston lo corre; que viéndolo delante de ella, ni se cansaría. El problema es sí lo alcanza. Pobre…

Julio César.

¿INGENUA?

-Allá viene esos dos malandros que me robaron el carro; pero ahora que lo encontré de aquí no me muevo hasta que llegue la policía. Los atrapé.

Julio César.

martes, 4 de agosto de 2009

GENTE CON PINTA

Hace poco, buscando nuevas fotografías sobre Jake Gyllenhaal, que como saben es un obsesión ya casi inconfesable, encontré un blog algo subido de tono (no como este que es ramplón), donde aparecía una del muchacho en cuestión en ropas de ciclista. Bien, el sujeto que lleva el espacio, BIRDIES, sostiene con insolencia que lo pone porque sabe que hay muchos a quienes gusta el mino (no conozco la expresión), pero que a él no le impresiona. Que Jake tiene la cara extraña y no tiene cuello. ¡Qué atrevido!

Aún así le eché una mirada a su espacio y lo disfruté. Es ameno, realmente divertido. Y encontré esta entrada que habla sobre un carajo que fue campeón mundial en natación. Sí, un nadador olímpico, ¿imaginan la carátula? Siempre he creído que esos sujetos se ven sospechosamente bien formados. Se trataba de Ian Thorpe, el nadador australiano ganador de cinco medallas de oro olímpico y seis consecutivas en un sólo Campeonato Mundial de Natación en 2001. Ahora se encuentra retirado, y hay una nueva polémica porque parece que anda algo sobrado de kilos. Qué mundo tan frívolo.

Pero veamos el fulano artículo:

IAN TORPE… DO

En su última entrevista, Ian Thorpe se hace cargo de los comentarios sobre su sexualidad. O hace como si se hiciera cargo. Los rumores de que es GAY lo siguen hace tiempo. Es más, en su entrevista él reconoce que viene viviendo con ello desde que tiene 15. Dice que agradece ser un ícono gay, y que agradece no tener problemas en estar alegre con aquel tema, pero que lamentablemente NO ES GAY... Bueno, capaz que no, pero seguro es BI... porque apliquemos toooodos nuestros prejuicios, y díganme quién más podría ocupar poleras tan apretadas, jeans tan ajustados, y un cinturón de las características que vemos? Beckham es metrosexual, pero no luce GAY GAY GAY!

Etiquetas: aussies

Posted by Birdies at 17:10,
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Y vaya que tiene una pinta el sujeto, aunque no creo que eso lo delate como gay. O diga que es gay. Me parece que Birdies se deja llevar por la imaginación (o lo que le gustaría creer), como nos pasaba a los fans de Jake y Heath al principio, cuando suponíamos algo entre ellos. Pero sí, hay que tener mucha seguridad y personalidad para salir así a la calle; y sí, se que suena a acomplejado, pero para que vean que no, encontré también estas para quien les guste:

Julio César.

jueves, 30 de julio de 2009

DE LIBRE INTERPRETACIÓN

Hace tiempo, bastante, leyendo en una página sobre Brokeback Mountain, había una encuesta de la autora hacia sus lectores: ¿qué les habría gustado ver en la cinta? Todos decían que era perfecta, pero muchos echaban de menos más momento de ternura, de cariño y hasta de locura carnal. Bien, aquí todos pueden no acertar. Nadie puede no fallar en lo que piense…
……
Una cara extraña es un motivo…

-No lo sé, ¿estás seguro de querer hacerlo…? -jadeó sorprendido, temblando todo. No sólo por aquello, nuevo y estimulante como el infierno, sino porque era la primera vez que su silente compañía se ofrecía, que tomaba una iniciativa distinta, que sabía chocaba contra todo lo que pensaba, pero rindiéndose a los llamados de la carne.

Todo daba vueltas a su alrededor, y tuvo que cerrar los ojos porque temió perder el sentido. Sólo un jadeo salió de su boca abierta, aunque su corazón hacía tanto ruido que debían escucharlo a varios kilómetros a la redonda. A su pregunta respondió el silencio, el silencio de siempre, el mutismo de su acompañante. Sólo habían manos que tocaban, aliento que quemaba, y…

-Oigan, ¿qué hacen ahí? Busquen un hotel, gente ociosa… -tronó una voz desde una puerta que se abre al callejón, y en el azoro del momento (y un: ¡ay, cuidado!), al joven le pareció oír un viejo y odiado eco del pasado, de un antiguo empleador, arruinando el momento, una vez más.

Julio César.

LA TIERRA ESTÁ ENFERMA

Atrapado en el tráfico caraqueño escuché la curiosa propaganda de radio. Una dulce voz femenina anunciaba que para el dos mil doce, la temperatura ambiental mundial puede aumentar en dos grados. Una voz desenfadada de hombre replicaba: “¿Dos grados?” no es mucho”. Aunque yo pensé, sudándome la espalda, que sí lo sería. Entonces la voz femenina prosiguió como si no lo hubiera escuchado, seria: “Puede que aumente tres grados, o cuatro”. El hombre replicaba, “Caramba”; mientras ella finaliza: “Y hay quienes sostienen que el cambio puede ser de seis grados”. Ahora sí preocupado, el hombre respondió: “¡Seis grados!, pero eso es mucho, ¿verdad?”. Fue cuando comenzó una cancioncita que se me antojó lúgubre: “La tierra está sufriendo, tiene una fiebre muy alta, los seres humanos la enfermamos”.

Fue casi escalofriante. Curiosamente la gente a mi alrededor pareció no escucharla. Hace tiempo, hablando con una amiga sobre un dantesco pueblo minero en China, donde siempre es de noche por el humo de la contaminación, ella comentaba que le daba miedo que un día llegáramos a un punto donde nada se pudiera hacer. Nada le dije, pero me pregunté: ¿Y sí ya pasamos ese momento de no retorno? ¿Y sí fue hace medio año, un mes, dos semanas o un día atrás cuando podíamos hacer algo para evitar lo que llegará? ¿Y sí ya no hay tiempo por mucho que lo intentemos… ni esperanzas?

Julio César.

ESE ES EL ESPIRITU…

-Ay, chamas, el viejo Claus nos tiene clavadas en este taller. Sólo trabajamos y trabajamos haciendo juguetes mientras él mira. ¡Y no sé qué tanto mira! Yo como que me voy con el Grinch.

Julio César.

TRINITARIAS… (6)

A veces basta con acercarse y decir “hola”.
……

Vaya, no debió tomar tanta agua, se dice sintiéndose indispuesto, enfrascado como estaba en un párrafo que debía dejar al tener que ir a vaciar la vejiga. Le agradaban los baños de ese piso, por razones particulares, por lo que al dejar el libro y dirigirse a ellos ya se había disipado parte del malestar. En los sanitarios también se podía leer. Como en todos los baños de hombres, había letreritos chistosos, ingeniosos, intrigantes o… eróticos. Por alguna razón los hombres se ponían poéticos, generalmente homoeróticos, en ellos. No sabe si es algo estudiado por sicólogos o no, pero así era. Todo el que entraba, y llevaba un bolígrafo o un marcador, no podía resistir la tentación de dejar una notita, un homenaje de su presencia en el lugar a la posteridad. Había uno que debió ser escrito hace más de veinte años atrás porque decía: soy bonito como un MENUDO (una olvidada banda juvenil), y quiero un macho que me de… Esa parte la habían tachado, pero podía imaginarlo. Justo al ir entrando el repicador de su teléfono celular le indica que recibe un mensaje, así que leyéndolo, abre la puerta que se cierra simplemente con dejarla caer, y entra en silencio. Era su amiga, la del nombre ridículo e imposible de Mortiana. Lo citaba para que tomaran algo en el cafetín de odontología. Una vez adentro, lo oyó…

Parecen ahogados bufidos, como gemidos muy apagados y quedos hechos por alguien que no desea llamar la atención pero que no podía controlar lo que hace. Siendo joven, Joaquín imagina algo deliciosamente escandaloso: vaya, ¡alguien se masturbaba allí! Y eso le provoca un escalofrió de divertido interés. Era lo suficientemente muchacho como para que todo eso le interesa de manera imperante, y no eran únicamente sus inclinaciones sexuales lo que lo llevó a imaginar mil vainas (un tipo con los pantalones en los tobillos y dándole mano al pilón), sino porque era… un hombre, tan simple como eso. Alguien la pasaba bien ahí, aunque… ¿hacerlo allí? Algo malo debía funcionarle en el cerebro (a estas alturas visualiza a alguien sentado y a otro de pie con el pantalón en…). Allí, de pie cerca de la puerta del aparentemente solitario baño, aseado, cromado, lo ve salir del último de los privados. Era Adrián Barbosa, pero ese nombre no lo conocía aún.

Adrián miraba al piso, mientras parece secarse un cachete con el dorso de la mano. Su pecho sube y baja, sofocado, intentando controlarse. Sorbe por la nariz, y es cuando mira hacia la puerta, paralizándose. Sus ojos se abren mucho. Tal vez se habrían visto por ahí alguna vez, pero no lo saben a ciencia cierta, no están seguros; pero algo les grita que sí se han visto (de hecho en una marcha, por alguna razón, colérico, Joaquín había casi atravesado la vaya de seguridad formada por muchos policías para gritarle a la cara, de forma personal, que era una basura). La franela roja y un pequeño logo con el martillo y la hoz, le dicen a Adrián todo lo que necesita; y a Joaquín su cabello, sus ropas, le dicen otro tanto.

Maldito chavista, piensa uno. Sifrino escuálido, piensa el otro. Pero lo que determina la situación, imponiendo un tenso silencio era que Adrián lloraba. A Joaquín le intriga algo que percibe, no los ojos cuajados de lágrimas o la nariz algo roja, era el aire de infinita desesperación del joven lo que dice que algo muy malo le pasaba. En otro momento tal vez habría alzado la barbilla desafiante en señal de saludo (era un tipito bonitico, se dice de forma maquinal) o un gesto desdeñoso para ponerlo en su sitio. Pero en ese momento no supo qué hacer.

Adrián, parpadeando va a uno de los lavamanos, se moja la cara y sin secarse ni nada, pasa a su lado, como escapando. Joaquín sintió ganas, por un segundo, de interponerse en su camino, deteniéndolo, encarándolo (no sabía para qué), pero dio un paso a un lado y lo vio salir, cerrándose la puerta a sus espaldas. Qué raro… fue lo único que pudo pensar, paralizado por un segundo. ¿Qué le pasaría a ese mariquito llorón?, se preguntó; pero no conseguía llenarse de diversión. Recuerda que una vez en la escuela, pocos años atrás, un grupito encerró a un muchacho en los baños, le habían quitado su short de gimnasia y este lloraba, de rabia e impotencia. Sabía que estaba mal, ahora lo entendía, pero aquello le produjo risas. Muchas. Ahora no. Mientras va al orinal de pared se dice que ahora era un adulto. Sin embargo vuelve la mirada hacia el último de los privados. Había estado allí, llorando. ¿Por qué?

……

Una semana antes de enamorarse realmente, casi rayando en la demencia, Victoria León había pasado una de las peores temporadas de su protegida, afortunada y mimada vida. Y había comenzado, ella podía fecharlo sin necesidad del carbono catorce, en un día que fue muy esperado, y durante el cual fue muy feliz. Esa mañana, una semana antes de la llegada de su destino, había llegado a trabajar temprano, como siempre. Deseaba ser responsable, puntual y eficiente. Debía serlo para agradecer ese empleo, estaba nada más y nada menos que como asistente del arquitecto jefe de la firma (“¿De qué hablas?, eres una secretaria”, recuerda que dijo, desdeñosa, su mejor amiga). La muy perra, reconoció sonriendo. Llegó puntual, altiva y vital. Dentro del ascensor que la llevada a su piso podía sentir las miradas de los hombres. Se sabía hermosa, en ella había algo que hacía volver las miradas. Fuera de su blusa algo ajustada y su falda a medio muslo. Entaconada era un espectáculo, aunque Marina, su hermana, siempre decía:

-Cuando te pones esos zapatos pareces una licuadora toda menada. –y lo decía con llaneza, con esa leve sombra de envidia que le provocaba siempre su hermana menor.

Al salir al pasillo, sonríe al oír los comentarios bajos y uno que otro silbido de despedida. No se vuelve, no lo necesita, pero sabe que sobre su trasero continúan montadas todas esas miradas. No le ofendía. Era hermosa, era vistosa, y le gustaba. Para ella esas miradas eran el tributo que los hombres pagaban a lo que era: una chica en toda la extensión de la palabra. Y no sentía culpas, remordimientos o incomodidades. Era bonita, le gustaba ser bonita y le complacía que otros (los hombres) la encontraran bonita. Punto.

Llega a su pequeña oficina encendiendo todas las luces que encontró en el camino. Encendió radios y computadoras, así como la cafetera eléctrica. Revisó el buzón de voz, los correos y las últimas anotaciones hechas por ella la tarde anterior. Debía hacer algunas llamadas. Imprimir algunos acuerdos y rellenar formularios. Nada muy complejo, pero si importante. Toma el teléfono y se cita con Irene, su mejor amiga de todo el mundo para almorzar, prometiéndole noticias sensacionales. Cuelga y sonríe al imaginar la cara que pondrá Irene cuando le contara el paso que iba a dar con Lino Gómez. Casi imagina sus palabras:

-¿Estás loca? Si tan urgida estás, ve a una de esas tiendas de sexo y cómprate uno de esos enormes…

Sí, diría una pesadez horrible. Pero eso no la detendría. Con aire soñador, imaginando el paso que dará, y lo dichosa que será después de eso, la joven saborea su café. Recibe a su jefe, le tiende las citas y llamadas. No puede concentrarse mucho, pero funciona bien. Y se ve mejor. José Serrano, el hombre sesentón que era su jefe, la mirada entre divertido y algo estimulado. ¡Era tan bella esa muchacha!, por suerte él toda la vida fue un hombre sensato, muy bien casado, Claudia era una esposa maravillosa. Tanto que al saber de una nueva asistente, vino a conocerla dejándose caer por ahí, “como siempre hago”, dijo sonriendo, obviando que la última de esas ‘siempre’ había sido ocho años atrás. A Claudia le encantó Vicky. Sentadas tomando un café parecieron congeniar de mil amores. Y eso convenció a José de que la joven le convenía como asistente. Claudia conocía a la gente, tanto que al ir despidiéndose de él, besándolo en la frente, le dijo:

-Bonita muchacha. Se parece a Sofía, aunque tiene el aplomo y unas ganas de vivir que ni nuestra hija tiene con todo lo animosa que es. Me agrada.

……

Caracas era un horno al medio día. Por alguna razón la temperatura parecía ir en aumento, y ni estar en uno de esos restaurantes al aire libre, en el boulevard de Sabana Grande, aligeraba el calor para las dos hermosas jóvenes sentadas a la mesa. Una era Vicky, reilona, mirando con afecto a la otra, menos llamativa, menos… viva. Irene Sotillo tenía el cabello largo recogido en un moño hecho como a desgana. De rostro alargado y bonito, pero de rasgos como muy marcados, lograba ser interesante pero simple. O tal vez iba mal maquilada, pensaba siempre Vicky, sabiendo que la otra no funcionaba así. Eran amigas desde los siete años cuando se conocieron en el primer grado de aquella escuela grande donde dos niñas dejadas por sus madres podían sentirse inquietas, asustadas o incómodas. Ellas no, congeniaron al primer instante y atormentaron a la maestra con tanta charla. Vicky la sabía cerebral, inteligente… calculadora, pero no pendiente de su apariencia. La creía muy por encima de esas trivialidades.

Y como siempre ocurre, se engañaba totalmente sobre los motivos de su amiga. Sí, Irene era más cerebral de lo que imaginaba, y desde los nueve años, había notado que su amiga era la hermosa y alegre mariposa que atraía todas las miradas. Ella era la… amiga de la bonita del salón. Al correr los años, Irene notó al aire coqueto de Vicky, siempre fiestera y amena. Reparaba en como los muchachos sólo tenían ojos para su amiga, y que pocos reparaban en ella un paso más atrás. Algunos, botados por la bonita, venían a ella por explicaciones, para saber por qué. Más de uno intentó conquistarla de rebote (los muy imbéciles, pensó siempre). Otros habían, como si ella fuera necia, intentado llegar a Vicky usándola de conducto. Amaba a Vicky, pero eso le incomodaba de tarde en tarde. Pero amigas al fin, y se habían aceptado como eran.

Vicky no sabía que ella no se tomaba el trabajo de ‘mejorar’ porque, ¿para qué si nadie lo notaría? A esa conclusión, Irene no llegó de forma inmediata, era algo que fue madurando, creciendo con el tiempo, con cada cosa cayendo en su sitio y lo tomó como otra realidad de la vida. Por eso no le molesta ya notar como los camareros, otros clientes, e incluso gente que pasaba cerca, la miraban de forma claramente admirada. Pero ahora no puede pensar en eso ya que en el momento cuando mordía el pedazo de yuca que acompañaba aquel pollo asado (era raro, siempre comían pollo), Vicky le había dicho lo que se proponía. Casi se ahoga, aunque logró controlarse sin bañarlo todo de saliva ni enrojecer totalmente.

-¿Que tú, qué? ¿Te volviste loca?

-Lo que oíste. Voy a pedirle a Lino que se mude conmigo, que vivamos juntos.

-¿Qué…? -parece no hallar palabras.- Por Dios, ¡estás totalmente demente! Lino Gómez no es más que un pobre imbécil a quien su mamá todavía le da dinero para que se compre la tarjeta del teléfono, y eso cuando ‘se porta bien’.

-¡No digas eso! Es un buen muchacho. Él y yo hemos salidos juntos por tres meses.

-Ay, tres meses enteros, qué bueno, chama, pensé que actuabas sin pensarlo bien. Tres meses ¿y ya quieres que vivan juntos?

-Hay gente que se casa con menos tiempo.

-Y otros que se arrepienten toda la vida con más, esperando que la muerte los libere algún día. –toma agua intentando entender todo aquello.- Mira, sabes que no me agrada Lino por… infantil, pero quien es de cuidado es esa perra que tiene por madre. Ya sabes cómo es. Si le tocas al bebito, a quien seguramente todavía baña y le pone talquito, vas a caer en una lengua viperina más róñica que el agua de El Guaire.

-Me gusta él, no ella.

-¿Y si tus padres se enteran? A tu papá y a tu hermano no les hizo gracia que te mudaras así como así, tú sola. Creo que suponen que… -se atora. Vicky la mira resuelta, tomando de un refresco.

-Puedes decirlo, no es difícil de imaginar. Supongo que creen que ando puteando por ahí con media Caracas, y la otra mitad está esperando turno. –bota aire, no dolida, ni lastimada, sino exasperada.- ¿Cómo pueden creer esas cosa de mí? Digo, son mi familia…

-¿Será porque tu papa te sorprendió en el cuarto de lavado con…?

-Ay, Irene, esa es historia vieja. Pasó esa vez y ya.

-No te volvieron a pillar, querrás decir, porque eso de que fue esa vez y ya, no es así. Yo sé que tú y…

-Basta, mijita, ¿me estás llevando la cuenta? No quiero oír un balance de mi vida. –mira el vaso, buscando las palabras.- Sabes que amo a mi gente. Papá es increíble, mi hermano también, aunque es algo necio. Pero esta es mi vida. –la mira.- Hasta hace dos meses vivía con ellos, me mantenían, me daban lo que necesitaba. Estaba bajo su techo y obedecí sus reglas, porque los quiero y era su casa. Ahora estoy en lo mío. Irme fue duro porque… Dios, cómo extraño encontrar a mamá cada mañana en la cocina, y que hablemos e intercambiemos cuentos de todo el mundo. Extraño no ver llegar a papá por las tarde, no oírlo discutirle a mamá algo insensato. Pero necesitaba mi espacio, hacer mi vida. Quiero vivir bajo mis reglas, hacer lo que quiero.

-¡Y quieres a Lino! –suena a quien oye una locura. La estudia.- Dios, lo quieres para…

-Para no dormir sola. Para no estar sola en mi apartamento. Quiero tenerlo allí, sin ropas, mirándome con adoración, diciéndome que soy bella. Quiero verlo ansioso por mí, esperándome. Y que me toque, me tome y me haga gritar y saltar en la cama. –habla de forma clara, y repara tarde en el camarero, un muchacho, de pie allí, mirándola con la boca abierta.

-No se refería a ti. Y cierra la boca. –le aclara mordaz Irene, dándole un leve manoteo como quien espanta moscas. El chico se aleja y se vuelve a la otra.- Vicky…

-No me digas nada, chama. Respeta mis deseos. Soy una mujer con empleo, gano lo que necesito; con su propio techo, mi vivienda, donde no estorbo y puedo hacer lo que me de la gana sin molestar, ofender o lastimar a nadie. No voy a salir de loca a acostarme con cada sujeto que vea, como parece temer mi papá. No voy a embarazarme del primero en la primera noche. No soy tan idiota, ¿qué mujer queda preñada así? Quiero salir a fiestas, a cines, a restaurantes, a discotecas. A Mérida, a Margarita… sin sentir que dejo mis obligaciones a otros. No voy a empatarme con un vendedor de drogas, un ladrón o un malandro. Eso es cosa de retrasadas mentales. Quien haga eso merece que le estudien el cerebro. Me gusta Lino porque lo conozco, es gentil y amable, y lindo. Sé que no va a golpearme, a gritarme o agredirme… y si lo hiciera lo echaría de mi casa a patadas. Nadie va hacerme eso nunca. Soy la dueña de mi vida.

-Te oyes tan segura de ti, Vicky; tan soberbia y orgullosamente segura. Ten cuidado, manita; no escupas hacia arriba. –advierte, entre molesta y preocupada.

-Por Dios, no pienso casarme todavía, o tener familia. Sólo quiero… -y desvía la mirada, sonriendo soñadora.- …compañía, mimos, caricias, besos, ternura, una mirada de amor y entrega. Quiero, como dice la canción, vivir la primavera que no se queda mucho aquí. Quiero vivirla mientras dura. Ser loca, apasionada, querer y que me quieran. Deseo ilusionarme, enamorarme y soñar como una colegiala cada día hasta que se acaben esos años de beberías como dice mi papá. Quiero vivirlo con Lino. Siento que lo quiero, ¿no puedes entenderlo? Creo que él es el indicado. Qué se yo, tal vez sea mi único y gran amor.

CONTINUARÁ…

Julio César.

APRECIACIONES

-Oye, ¿no te parece que se comportan algo extraños? –pregunta Magda.

-No, chica, tú sabes que nuestros maridos se tienen afecto.

Julio César.

jueves, 23 de julio de 2009

LA GRANADA ENTRE PATATAS

Afirman que una mujer de 78 años ha encontrado una granada de la Segunda Guerra Mundial en una bolsa de patatas que había comprado en un mercado de su barrio, en la sureña ciudad de Nápoles, informó la policía después de que se diera parte de lo ocurrido.

La italiana se disponía a pelar las patatas, cuando en un acto reflejo y sin mirar echó mano sacando una de la bolsa. Su sorpresa fue mayúscula al comprobar que tenía entre sus manos un artefacto del tamaño de un limón. Al mirarlo fijamente vio que se trataba de una granada, ¡a la que le faltaba la espoleta!

La mujer, demostrando la sangre fría que da la edad, la llevó a la policía, que comprobó que se trata de las que utilizaban las tropas estadounidenses durante la Segunda Guerra Mundial, informaron los medios locales.
……

Esta pequeña reseña intriga y despierta la imaginación: ¿esa granada estuvo rodando por allí durante tantas décadas sin que llegara a las manos de alguien antes? ¿Cómo terminó en la bolsa de patatas? ¿Habrá otras? Supongo que la doñita se preocupó y pensó que lo mejor era salir de ella. Lo que es lo responsable, seguramente estaba vencida, pero ¿y si estallaba lastimando o matando a alguien? Para una persona conciente semejante posibilidad es intolerable; pero quedarse con semejante objeto, un recuerdo del pasado, violento y todo lo que se quiera, pero algo de otra era, habría valido la pena intentarlo.

Me agrada la Historia, y la Segunda Guerra Mundial es uno de mis periodos preferidos. Y como en este corto relato, así imagino Europa; bajo sus bonitos campos y sus ciudades modernas y antiguas, se oculta la historia. Tal vez notaron que el canal History (que cambió de nombre), tenía un micro de este tipo, una mujer y una niña paseando por una playa tranquila, bonita, madre e hija compartiendo el momento, y superpuesta una imagen de gritos, explosiones, barcos y hombres desembarcando. Era la playa de Normandía. ¡Y era tan increíble verlo!

Lamentablemente no encontré el nombre de la doñita, pero la imagino vestida de negro, severa, con una pañoleta en su cabeza, con un viejo bolso en sus manos y la granda adentro. Como en las películas antiguas.

Julio César.

PABLO MONTERO EN MALA POSE

La verdad es que con esto de la farándula escatológica, esa que no sólo escarba en la basura para presentar una nota sino que provoca e inventa la información, las cosas han escapado de control. Un famoso va en moto y alguien le salta encima con una cámara, agobiándolo con ella, y si dice algo o lo aleja lo demandan y hay un escándalo. Está bien, famoso no tiene vida privada, pero hay que marcar limites; acorralar a un niño hasta que grita para que los padres se molesten, justamente alarmados, no puede considerarse jamás una practica periodística. Al menos en Venezuela no es así, gracias a Dios, a pesar de un programa lamentable en TELEVEN en horas meridianas.

Algo bien desagradable acaba de ocurrirle al galancito de novelas, y cantante mexicano, Pablo Montero. Lo que en un primer momento llama la atención, divierte y hace que uno diga “qué bolas, ¿cómo se dejó?”; pero mirado más de cerca habla de ese peligro del que hablo: no hay noticias, se fabrican, y no se detienen en artículos o consideraciones para “hacerlas”. Miren lo que doña Chepa Candela publicó hace poco en su sección en el diario 2001:
……

-Ojalá fuera esta…

Yyy en conexión directa con mis “repetidoras internacionales” fui puesta al tanto del nuevo “escandalazo” en el que está involucrado PABLO MONTERO, al que una bailarina exótica le tomó unas candentes fotos ¡desnudo en pelota! mientras estaba ¡ronca que ronca! y la muy sagaz ¡salió espepitada! y se las vendió a una revista farandulera que para no pelar ese “lomito” acaba de publicarlas ¡a grandes páginas!… ¡Así como lo está leyendo!... El llamado “Piquito de oro”, que recientemente anduvo por nuestros predios, vuelve a estar metido ¡en “el ojo del huracán”! porque las mentadas gráficas, donde se le ve ¡hasta el alma! están recorriendo todo el continente… y muuuchaaasss son sus admiradoras que se están dando ¡gran banquete! detallando a su ídolo ¡como Dios lo trajo al mundo!... Ahora el relacionista del Pablo Montero, un tal Harold Rosario, salió en defensa de su jefe, asegurando que el polémico artista mexicano fue víctima de una “tramoya”, armada por la fulana meretriz y un fotógrafo, al que acusa de haberle “aliñado” la bebida para que se quedara dormido, luego de pasar una noche de copas (¡de esas locas!) con su dama de compañía…
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Qué fuerte, ¿verdad? Y no hay que salir con que se lo buscó por salir con zorras; el día que no se pueda salir con alguien sin temor de verse expuesto, y que tal cosa se justifique, el planeta irá rumbo al mundo del Cyber sexo, de la gente encerrada frente a monitores, olvidados para siempre de citas, paseos y cenas… Aunque no negaré que este chisme, divierte.

Julio César.

¿DE QUÉ HABLARIAN ANNIE Y JAKE?

Echándole una mirada a un blog que me encanta, UN LAZO A JAKE GYLLENHAAL, encontré una entrada del año 2006, reseñando el momento cuando se encontraron dos ‘padres’. O una madre y un padre, usando esas aclaratorias a las que obliga ahora el lenguaje. Ella, Annie Proulx, la mujer que parió en su imaginación la historia de amor, intensa y dolorosa de dos hombres que pueden parecerse a cualquiera, que pueden y tratan de llevar una vida como todos, pero que en sus corazones ocultaban volcanes de pasión. Como tal vez es la historia de tanta gente en este ancho y largo mundo, y sin necesidad que se trate únicamente de un amor entre hombres. Y el carrizo joven, sonriente y de rostro más afable y amigable que bonito, Jake Gyllenhaal, quien le dio cuerpo y vida a Jack Twist, el vaquero soñador y enamorado de la vida y de la idea de amor mismo. La entrada de ALAS fue corta, pero demostrativa de ese cariño que se les tenía. Y tiene.
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Esta foto me encanta. Qué lindo debe ser escribir un personaje y acercarte a él de una manera más tangible, a través del actor que lo interpreta, y qué emoción para Jake...

Un aporte de ALAS... 11:56 AM 2 lazos
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El proceso creador debe ser agotador, pero estimulante y dador de recompensas cuando el trabajo es admirado, cuando alguien se toma el tiempo de decir: sí, lo hiciste muy bien, te felicito. Pero también es oscuro. Podemos imaginar las acciones, pensamientos y hasta lenguaje de esos seres que no existen como no sea en nuestra imaginación. A veces tienen formas, pero imprecisas. Qué habrá sentido, realmente, Annie Proulx al sentarse en una butaca y ver materializarse frente a sus ojos ese paraíso en la Tierra que ella soñó, pero sobretodo a los dos vaqueros (tan distintos físicamente a lo que ella describió) dándole vida con intensidad, silencios, miradas y sufrimientos a sus vaqueros, esos vaqueros que descubrieron un verano que el amor podía llegar en distintos empaques y tamaños. ¿Qué pensó realmente del alegre y bonito vaquero de comiquitas que saltaba sobre su yegua?

Tiene que haberle encantado; la película fue un éxito, todos hablaron de la cinta en cuanto festival hubo. Y de ella, como escritora, sólo se oyeron alabanzas; pero… ¿qué sintió en verdad, en lo profundo de su corazón, cuando conoció al joven que le dio vida, con tanta intensidad y dedicación, a su Jack?

Termino repitiendo un comentario que ya se ha hecho por ahí, no puedo imaginarme Brokeback Mountain interpretado por nadie más. Heath, Jake, Ann, Michelle; todos ellos estaban destinado a darle vida a esas personas que llegaron a ser tan reales. Jake Gyllenhaal, más tarde o más temprano, iba a interpretar a Jack Twist. Lo hizo y fue bueno para todos.

Julio César.

DUDAS EXISTENCIALES

“Dios, ¿y si me critican? ¿Y si no les gusta mi traje de baño?”

¿Será?

Julio César.

domingo, 19 de julio de 2009

DEL AMIGO MEXICANO SOBRE RONALDO

-Y yo que sólo busco amigos…

Sabrán, y no se malinterprete, que me cae bien este tipo, el joven portugués Cristiano Ronaldo. Antes parecía un niño buena gente, imagino que para estos momentos debe estar muy crecido y creído. Ahora es toda una estrella… aunque no entiendo cómo lo hace. Siempre se habla de lo genial que es, pero yo nunca lo he visto ganar. O serán los juegos que yo veo (buenos, hay quienes dicen que yo empavo al Magallanes con tan sólo sentarme frente al televisor). Me agrada porque siempre le voy a los portugueses y españoles (aunque no tanto como a los lusos) en el futbol europeo, ahora que descarté a los italianos por lo del asunto Zidane. Jamás volveré a irle a Italia, ni siquiera porque Maldini todavía juega.

Bien, me agrada Ronaldo, porque su gente juega con pasión, con verdaderas ganas… pero no ganan. Y Ronaldo siempre llora. Con dolor. Y eso es… parte del partido: jugó Portugal, perdió y Ronaldo lloró. Lo admito, me agrada el muchachón y me alegra que le vaya bien. El asuntico con la París Hilton todo el mundo (menos él, aparentemente) sabía que terminaría mal, pero ¿qué se le hace? Es joven y comete errores. Por eso me sorprendió un poco esta entrada de Fernando Tovar Alonso, un amigo de la Web, mexicano, que escribe con un grato sabor localista. ¡Lo odia! Y me pareció exagerado. Pero veamos que escribió y decidan:
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Por Fernando Tovar Alonso.

El futbolista portugués Cristiano Ronaldo ha sido el escandalazo deportivo del año y es que el Real Madrid, uno de los equipos más emblemáticos de España y del mundo, lo ha contratado por la nada despreciable suma de 94 millones de euros, es decir, que el jugador de 24 años, vale más que Anáhuac, Lampazos, Hidalgo, Coahuila, con todo y sus tres vacas, dos perros, el centro recreativo El Coyote y la presidencia municipal juntos.

A veces me he puesto a pensar que no será demasiado lo que consiguen estos buenos para nada que se la pasan todo el día detrás de un balón, y conste que no es envidia, porque como bien lo ha dicho en su Plus Ultra, el decano del oficio, Don Juan Pérez Ávila, ese es uno de los pecados que a mi tampoco se me da, a pesar de que puedo parecer un tipo resentido social con todos los milagritos que le cuelgo a los demás, pero todo lo que aquí relato, con lujo de detalles, son historias extraídas de la vida real que son chismes a voces secretas que en los grandes salones del pueblo se cuentan en corrillos apretados con más saña que la que imprimo en mis melodramas cotidianos.

Cristiano Ronaldo amén de millonario en euros, es el futbolista más perseguido por la mujeres y por si fuera poco, muéranse de envidia los que si padecen del tremendo pecado que agobia a los pusilánimes, gana mucho dinero con las promociones publicitarias de las diversas mercaderías que anuncia en todos los medios de comunicación a favor de las grandes firmas que se pelean los derechos de marca registrada del deportista para los contratos anuales de las temporadas de moda que cambian con los solsticios y los equinoccios, no conforme con ello, cobra hasta por respirar en cada evento al que es requerida su rutilante presencia, es decir, si alguno de ustedes, queridos lectores, desea invitarlo a la revelación de una placa, a la inauguración de una tienda o al bautizo de su bodoquito, le extiende su recibo por honorarios por varios ceros, y si se quieren tomar fotos con él para que aparezcan en alguna publicación o en entrevista televisiva, ese es otro precio que se suma al costo convenido.

Ronaldo jugó la final contra el Barcelona, en el Manchester United, pero como el equipo catalán ha arrasado con todos los trofeos de futbol, su eterno enemigo, el real Madrid, que antes era considerado como el equipo a vencer en todos los torneos españoles y en las copas internacionales, anduvo de capa caída por varias temporadas, pues, ahora quiere volver por sus fueros para agenciarse más seguidores y por ende más dinero para poder pagar el sueldo de Cristiano y de otros grandes cracks del futbol, o sea que todos esos enroques financieros valen la pena, porque al rato, el Real va a tener equipazo para acceder a los podios de los triunfadores y a las pasarelas de la fama mundial.

A falta de la confirmación oficial del acuerdo con el jugador portugués, que ya está cerrado según fuentes del club, los casi 95 millones de euros que ha costado, según el cambio vigente, suponen 20 millones más de lo que el Real Madrid desembolsó por Zidane en la primera etapa de Florentino Pérez en la presidencia del club.

El Real Madrid ha sido el destino de los cuatro fichajes más caros en la historia del fútbol con Cristiano Ronaldo, Zidane, Kaká y Luis Figo, y tiene además otro entre los diez más elevados y yo, que había llegado a pensar que mi tía Tencha, que es bien coda con sus cuatro marranitos y su montón de vacas lecheras, dos gallinas ponedoras (no me refiero a mis primas Hortensia Guadalupe y Chela Sugey) tenia harto dinero, ahora con esos números tan desorbitados no me queda otra más que poner los pies en la tierra y no desearle la muerte pronta a mi sacrosanta pariente, que al fin, su fortuna no es tan grande, a lo mejor a mi se me presenta la oportunidad de firmar un gran contrato con el New York Times o en el Bustamante “Nius” y así, de una vez por todas, salir de pobre. Diosito pero que sea pronto, ái te encargo.

http://fernandotovaralonso.blogspot.com/2008_09_01_archive.html
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¿No es terrible con el muchacho? Sin embargo, quitando cosas, así más o menos siento referente al señor David Beckham (¡ese tipo odioso!). No todos pueden caernos bien, ¿no?

Julio César.

DÓNDE IR EN ESTAS VACACIONES

Venga, aquí lo esperamos. En Lago Cristal pasará momentos increíbles. Fuera de la innegable belleza de sus alrededores, escuchará sobre el rico folclor local. Salir una tarde a solas, cayendo ya la noche, e internarse por sus senderos secretos, lejos de la carretera, le permitirá disfrutar de los sonidos de la naturaleza. Su corazón latirá a ritmos que ni se imagina. Tras cada árbol, de cada recodo, puede llevarse la sorpresa de su vida.

Con algo de suerte se encontrará con el administrador del complejo, el señor Jason Voorhees, un hombre que no descansará ni se detendrá hasta darle alcance… a aquello que necesite, mi amigo. Lo atenderá a cuerpo de rey. Es un hombre imaginativo y juguetón, que adora a la gente joven. Sabemos de muchos que han ido a las instalaciones de Lago Cristal, han tenido un encuentro con él, y luego no han regresado. ¡Se quedan allá!

Pero si lo que le gusta son las habitaciones de lujo, la buena mesa, las atenciones de gran mundo, debe alojarse en el mejor Hostel del pueblo. Es… una locura de buen gusto, de miramientos y consentimientos. Se sentirá como en casa, atendido por nuestros casi agresivos (a la hora de mimar) agentes hoteleros.

Sí, en Lago Cristal, y en nuestro mejor Hostel, no se escatiman esfuerzos por darle lo que merece, hasta el último momento; aquí le brindaremos instantes supremos de aventuras y sensaciones nueva; créame, verá cosas que ni se espera. Podemos garantizarle que gritará de gusto, mientras corre de una emoción a otra pensando que es imposible que nada de eso acabe jamás. Podemos garantizarle que prácticamente fallecerá de dicha.

Venga, traiga su dinero, no le diga a nadie a dónde va (para que no lo molesten)… y no olvide dejar una muestra de ADN a las autoridades locales.

Julio César.

¿LA EXPERIENCIA?

-No me inquieta la edad, los amigos me dicen que tengo mi encanto. Y debe ser, no hay piscinada a la que no me inviten.

Julio César.

martes, 14 de julio de 2009

GLORIA MACAPAGAL, LA CUARENTENA DE LAS TETAS

Creo que ya les he hablado de un amigo que tengo, Abelardo, que trabaja aquí en el ministerio, y que es un perro. Sí, lo es, casi ladra. Está estudiando en una universidad bolivariana, aunque odia a esta gente, derecho. Según él, los profesores son sensatos y tratan de corregir hasta la forma de hablar malandreado de algunos estudiantes que suponen que por ser bolivariana los graduarán obligatoriamente. Según él, no; yo tengo mis dudas. En fin, habla de que los tienen estudiando por grupos y a él le tocaron tres muchachas. Que son bellas, pero, en sus palabras, brutas. Pendientes del celular, fiestas, paseos y tipos (no de él, creo que eso le molesta). De forma grosera se refiere a ellas como: Titina, Muñeca y Princesa; y que aunque los profesores dicen “estudien esto que va para la evaluación”, casi subrayándolos, a las chicas las toman por sorpresa en las pruebas; no estudian.

Bien, una de ellas, según él, la más bruta de las tres, faltó tres semanas a clases y ya iban a darle por perdido el semestre cuando apareció con un justificativo médico donde constaba que estuvo de reposo por dengue, luciendo una muy corta blusita con escote… y unos senos rehechos. Aparentemente se aumento dos tallas. Ahora la joven, toda llorosa, anda metida en problemas legales con la universidad. Los profesores, desconfiados, no le creen lo del dengue. Pero, aparentemente, cosas así les pasan a la joven estudiante de un colegio que creía paupérrimo, y a la gran mandataria de una nación…

La presidenta de Filipinas, Gloria Macapagal, fue pillada de la misma manera. Qué vergüenza, para ella, claro; seguro la prensa hizo fiesta. La mujer ha perdido mucha credibilidad al descubrirse que una cuarentena voluntaria a la que dijo someterse para dar ejemplo de lucha y prevención contra la llamada gripe porcina, durante toda una semana que no se dejó ver, era una cortina de humo para ocultar una operación de senos (tetas o lolas como las llaman por aquí). Todo se descubrió de la manera más desastrosa para ella, comenzando el 29 de junio con una nota de prensa donde se resaltaba el ejemplo de responsabilidad social ofrecido por la señora Presidenta a su pueblo, Gloria Macapagal, al aislarse por motu propio, como una medida de lucha contra la enfermedad. Sin embargo la olla fue destapada por el diario The Star, donde se dijo: “La cuarentena es una tapadera. La Presidenta necesitaba reparar los implantes de siliconas mamarios que se hizo en los años ochenta. Aprovechó también para hacerse la depilación láser en la ingle…”.

Dios, de qué cosas se enteran, hasta de eso supieron. La verdad es que la mujer pecó de ingenuidad. Debía saber que en este mundo ya nada es secreto, que siempre hay alguien dispuesto a contar lo que vio y lo que no, como en el viejo chiste de “él lo sabe todo y lo que no, lo inventa”. Imagino que debe serle difícil encarar ahora a los reporteros que indagan. Debe estar rogando que suceda algo que aleje de ella la atención. Por otro lado, ¿verdad que son curiosos esos nombres en un lugar que queda al otro lado del mundo, Corazón, Ismelda, Gloria? Seguro los españoles tienen algo que ver. También de resaltar es el protagonismo femenino en la presidencia filipina, cuando no está una mujer mandando directamente, como la señora Aquino o esta señora Gloria, manda desde ‘atrás’, como la Ismelda. Bien visto, no es malo.

Julio César.

¿INOCENCIA O GAFE…?

-Ay, no sé, señor. ¿Me va a dar la colita hasta el colegio y tiene caramelos? Hummm… no se…

Julio César.

ALEGRE ACTITUD

-Sé que no debería trabajar sin camisa mientras pinto casas, pero hace mucho calor, y a nadie parece molestarle. Creo que esas doñitas y esos tipos que se quedan mientras trabajo, entienden lo del calor…

Julio César.

miércoles, 8 de julio de 2009

EVEREST… TOCANDO EL CIELO

De niño, ¿quién no tuvo su destino trazado?: seré bombero. Lo que habla de la importancia de esta gente que lograr permear la imaginación de un niño; no debe tratarse sólo del uniforme y el casco, porque otros los tienen más coloridos. Aunque algo hay, los vistoso y aparatoso; nadie dice seré contador, menos inspector sanitario. De jóvenes los sueños varían según cada quien, aunque hay semejanzas. Fantasías doradas como el dinero (mucho) para comprar felicidad (en forma de carros, casas, viajes y gente bonita a tu alrededor), se mezcla con otras de índole más abstractas: soñamos con aventuras y hazañas. Todavía soñamos con eso. Creo que el hombre nunca deja de ser un poco niño. No es extraño quien sueña, una tarde en su trabajo, mirando a la nada, con embarcarse a tierras remotas a hacer cosas insólitas (explorar lugares inhóspitos, buscar ciudades perdidas, tesoros sumergidos y cosas así). Personalmente siempre me atrajo la idea de ir al desierto del Oriente Medio, y espalda doblada, cepillito en manos, barrer las arenas que cubrían alguna una pirámide sepultada, una que sólo yo sabía que estaba ahí aunque todos los demás se rieran.

Estos son sueños, fantasías que el hombre, cuando no termina de automatizarse, conserva durante el resto de su vida. Sin embargo están otros, los que una mañana con una sonrisa de adrenalina toman sus cosas y parten, mirando atrás, a la familia, para soltar un: “ya vuelvo, voy a conquistar el mundo”. Claro, no como el ratoncito Cerebro. Son aquellos que albergan esa inquietud que día a día crece dentro de sus pechos, ocupando cada pensamiento, tanto que sienten que ya no pueden continuar si no cumplen su tarea. O lo intentan, aferrándose con uñas y dientes a cada paso. Sólo viven realmente mientra cumples sus sueños. Es casi como estar enamorado; o así me dicen quienes han querido.

De personas así habla muy someramente el señor Riveros en una corta columna encontrada en el diario EL NUEVO PAIS. Disfrútenla:
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LA ARRECHERA COTIDIANA
Por Eduardo Riveros.

Se cumplen 56 años de una de las hazañas más hermosas logradas por el hombre. El 29 de mayo de 1953, a las 11:30 de la mañana, el neocelandés Edmund Hillary y el sherpa Tenzing Norgay, alcanzaban la cima del Everest. Por primera vez se lograba subir a los 8.848 metros de esa cumbre. Hillary tenía 34 años y Norgay 39. Ambos habían adquirido, en ese mismo lugar, experiencias y fracasos. Tenzing se había convertido en guía profesional en 1936, y Edmund, por su parte, había intentado la hazaña en 1951. El interés de él por el montañismo le surgió a los 16 años.

Hillary estudiaba en un colegio a dos horas de su casa. Era un niño tímido y su tiempo lo empleaba, preferentemente, en leer. Durante la Segunda Guerra Mundial se desempeñó como piloto en la Fuerza Aérea Neozelandesa. Su primera esposa, Louise y una hija, Belinda, perecieron, 1975, en un accidente de aviación en Katmandú. Se volvió a casar con June, la viuda de un amigo. Después de su proeza siguió ascendiendo por el Himalaya y consiguió llegar a la cúspide de 10 picos de ese desfiladero. Pero también formó parte de una expedición, 04-01-58, al Polo Sur.

La amistad entre ambos escaladores prevaleció en el tiempo. Edmund creó una Fundación de ayuda al pueblo Sherpa. Gracias a ella se abrieron decenas de escuela en el país y se establecieron mejoras en el ámbito de la salud. Cuando se cumplieron 50 años de la epopeya, el gobierno de Nepal le otorgó a Hillary la distinción de: “Ciudadano de Honor”. La primera vez que tal reconocimiento se le daba a un extranjero.

Por su parte, Norgay se adaptó a una vida más tranquila y familiar. Se casó tres veces; la última cuando todavía estaba desposado con su segunda esposa, prerrogativa que le concedían las leyes de su país. Entre sus múltiples hijos está Jamling Tenzing, quien siguió sus pasos. Alcanzó la cresta del Everest en 1996. También el de Edmund, Peter, perpetuó el ejemplo de su padre y, dos veces, remontó el Everest.

Es esta una historia llena de esfuerzos, tenacidad, confianza, amistad y nobleza. Algo que enaltece y hace que se vuelva a creer en el ser humano. Más en esta época llena de degeneración, abusos y brutalidad. El ejemplo dado por Norgay y Hillary trasciende lo puramente deportivo, la simple aventura. Cae en el terreno de lo sublime. Y, lo transcendental, eran dos hombres, en esencia, comunes y corriente.
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Hermoso escrito; eso de que el acto transcendió lo aventurero para caer en lo sublime, es cierto. Estaban esas cumbres misteriosas, elevadas como un techo sobre el mundo, como los obstáculos de la vida, y dos hombres lograron remontarlas… en nombre de todos los hombres. Es como, salvando las distancias de quien quiera ponerlas, el hombre caminando sobre la Luna. Realmente fue un pequeño paso para ese hombre, el señor Neil Armstrong, pero un salto gigantesco para la humanidad. Siempre hay gente así, mientras decenas de miles caminan mirando al frente, cuando no al suelo, otros miran hacia arriba, con ojos brillantes de deseos… y lo más sorprendente, cuando sabemos de ellos, de sus hazañas, es que se trataban de simples personas.

Julio César.

POSICIONES

-Me espera, porque me ama. Sin mí no puede vivir. Soy el centro de su vida, como él lo es de la mía. Esto es amor…
-Versia, si no viene me toca buscar a otra.

Julio César.

EL GRAN DETECTIVE

Sabueso incansable tras su dulce presa…

El salón estaba lleno de agentes y de asomados que venían por los cachitos, y Germán Gutiérrez no podía disimular su orgullo. Todos estaban allí para agasajarlo a él, el gran detective joven que se había transformado en la gran revelación de la temporada. Sentado en el podio oye sobre su valor y su sangre fría a la hora de afrontar los hechos. Recuerda cuando entró en ese cuarto de motel barato, que era de lo último, las rameras, casi todas viejas y cansadas, parecían hombre mal disfrazados. Pero él, joven y con ganas de lucirse, era el primero en llegar a la escena del crimen. Dándose importancia le ordenó al encargado abrir la puerta del cuarto 69 (tan a propósito para esos fines, pensó creyéndose ingenioso). Una vez adentro todo fue un caos.

-Su temple y el dominio de sus emociones fue el detonante para llevar acabo una investigación exhaustiva y científica en medio del caos… -continuaba el comisario jefe describiéndolo.

En cuanto entró en el pequeño cuarto, oscuro y oliendo a moho, se desconcertó, se había quedado pegado al piso. Al bajar la vista notó que había pisado una gran mancha de sangre. Con un alarido, no tanto por pisar evidencia como por ensuciarse de sangre (qué asco), medio dio un salto, resbalando, llevándose con zapatos, pantalón, mano derecha y culo casi toda la sangre. Con un alarido quedo allí, sentado. Fue cuando reparó en el cadáver; un hombre mayor, calvo, cuya cabeza girada a la izquierda, lo miraba fijamente. Gritó poco varonilmente, llevándose la mano ensangrentada a la cara para cubrirse la boca. El olor a cobre lo hizo gemir más, pataleando sobre la sangre, poniéndose de pie, resbalando nuevamente y cayendo sobre el cadáver, derribando dos copas sobre la mesita y haciendo añico los cristales. Su pecho pega del sujeto, su mano desvía el rostro muerto. Cabellos, pestañas, uñas, sangre ajena, caspa y posibles lentes de contacto olvidados por el criminal, quedaron pegados a él, que comenzó a sacudirlos del cuerpo a manotazos y con gemidos ahogados.

-El asesinato cometido contra el concejal Rojas, ese pivote de la comunidad, mientras visitaba a los enfermos, no quedó sin castigo. Su asesino fue capturado por este hombre implacable, de sangre helada, de nervios de acero… -lo señala el comisario jefe, en medio de los aplausos.

Todo embarrado de sangre, como convulso, fue hacia el baño, pegando de las paredes, del espejo, del pomo de la puerta, contaminando las posibles huellas del homicida y dejando únicamente las suyas. Una vez en el baño, vomita copiosamente dentro, sobre y fuera del inodoro, jadeando sin fuerzas, halando la cadena, reparando, tardíamente, en que vio unos condones flotando en las aguas, con posible material genético capaz de llevar al criminal. Con un lloriqueo mira y mete la mano dentro de la revuelta agua, pero ya todo se ha ido. Queda ahí, laxo, indefenso, y es cuando oye como se acercan las sirenas policiales. Dios, ¿qué hacer?

-Hoy honramos a un gran detective…

Corrió hacia la ventana, pero esta estaba enrejada. Debía salir de ahí, y cubrir su rastro, por lo que tomando una toalla caída, previamente llena de sangre, tal vez del homicida, corre a la habitación e intenta borrar sus huellas, pero estaban en todas partes. Jadeando con miedo, ya imaginaba lo que dirían. Decide que lo mejor es huir, escapar al inframundo y vivir con los hombres topos. Con paso rápido llega a la puerta, abre y queda cegado por la luz del pasillo, pero aún así grita alarmado por una imagen aterradora al final del mismo, tal vez la Sayona. Cuando mira nuevamente repara en que se trata de una mujer semi desnuda, con rostro demacrado y pálido, cubierta de sangre.

-Algún día este modesto agente del orden nos dirá exactamente cómo llegó a la verdad, cómo supo quién era el culpable. -invita el comisario jefe, orgulloso, mirándolo.

-¡Fui yo! ¡Yo lo maté… yo lo maté…! -gritó esa mujer al final del pasillo.- Llame a la policía, señor. Yo maté a ese hombre. Fui yo. Yo lo maté con ese cuchillo que está allí…

Julio César.

miércoles, 1 de julio de 2009

CUANDO SE TE OLVIDAN LAS COSAS IMPORTANTES

Y es que muchas veces no parecemos capaces de entender qué importa. Todos tenemos metas, aspiraciones (vivir cómodo, tranquilo, bien, esa es la mía, y tal vez llegarme por fin a un desierto a buscar reliquias… si cerca queda un buen hotel), pero a veces la realidad nos choca de frente y sonreímos antes las cosas relevantes en verdad. Hace poco una amiga me escribió para recriminarme, en alegres términos, el que olvidara su cumpleaños. La cosa era más imperdonable porque ella, de una mención casual mía, recordó mi cumpleaños (y todavía me inquieta, ¿llevará un registro de lo que le cuento?). Entrando en su página encontré el comentario (hasta de mi olvido, ¡qué mujer!), y sonreí. Ella, ese día, encontró un gran regalo: uno que era importante. Lean, ella no se molestará porque lo hagamos:

FAWKES

Las cosas suelen tener la manía de ocurrir cuando no las esperas.

Ayer fue un día feliz para mí. Me levanté positiva y seguí así hasta la noche. En mi camino fueron ocurriendo pequeños milagros que me ayudaron a ello.

Cuando más sola me creía tuve la agradable sorpresa de ser felicitada por más amigos que ningún año, unos nuevos, otros reaparecidos, muchos en la distancia... Algunas felicitaciones no llegaron, pero no cogí esa excusa para bajarme de mi bienestar. Sé que varios de ellos me recuerdan aunque no miren el calendario (¿verdad J.C.?)

Y tuve, cuando ya no lo esperaba, el mejor de todos los regalos que recuerdo. Fue un gesto simple: mi niña se vino hacia mí corriendo y sin pensarlo ni ella ni yo saltó a mis brazos... y yo la cogí. En pocos segundos nos quedamos mirando, su cara a la altura de la mía, y me dijo emocionada "mami....¡¡me estás cogiendo otra vez!!"
Habíamos dado por supuesto que eso ya no volvería a ocurrir... a las dos se nos nubló la vista, ... y yo agradecí a quién corresponda ese momento de intensa felicidad en el que volví a considerar liviano el peso de mi niña... y mi aliento me acompañó, y casi pude sentir la promesa de que estaba ahí para quedarse conmigo.

A veces he llegado a olvidar que la vida siempre te tiene reservada una sorpresa, pido perdón por ello.

Publicado por M. en 20:50
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A esas pequeñas sorpresas me refiero. A veces pasas una semana infernal en el trabajo, todo son reclamos, gritos, no hiciste esto, no hiciste aquello. Sudas, te agotas, el tiempo no alcanza para nada, y sólo piensas en mandarlo todo al carrizo e irte, y de pronto una señora te detiene en un pasillo: “Hola. Fui donde me dijo y ya me resolvieron el problema. Van a mandar el cheque a la clínica. Usted fue muy amable y considerado conmigo, la señorita en Servicios Sociales me dijo que la llamó; no tengo como agradecérselo, muchas gracias”. Y te azoras, sonríes apenado, dice que es el trabajo… pero te alejas renovado. Alguien si notó que cumplías, a una persona le importó. Y te lo agradeció. Eso basta para otra semana.

Te reitero, M, muchas felicidades otra vez. No por el cumpleaños, sino por tu vida.

Julio César.

LA CRISIS HONDUREÑA Y EL FRACASO DE JOSÉ MIGUEL INSULZA

Presidente de Honduras.

El que un presidente de la república sea apresado por el ejército y sacado de su país, es lamentable y muy deplorable. Que un presidente se crea el dueño de un país, y con soberbia, manipulado por el eje Caracas- La Habana, viole las leyes de su país, impunemente por que “él es el Presidente”, también es inaceptable. Lo que ha quedado claro con esta crisis desatada por el apetito de poder de Manuel Zelaya, es que la OEA, como organismo americano, y los gobiernos en forma general, se apresuraron a equivocarse, de forma algo idiota. Bueno, los más irresponsables y aquellos que se ven obligados por lavar la cara. México y Colombia, países serios, mantienen una prudente actitud, Brasil, medio serio, igual. El resto sale a gritar como loras en sabana incendiándose, repitiendo un discurso y unos estribillos graciosos sobre constitucionalidad y legalidad, como si las violaciones de Zelaya jamás hubieran ocurrido. O no se hubieran enterado de ellas. Estados Unidos está en mala posición, se me hace difícil creer que estén desinformados como seguramente lo está el resto de Latinoamérica dada esas incompetentes chancillerías, pero no pueden mantenerse neutrales para no cargar nuevamente con la chapita de país sostenedor de gobiernos militaristas, como en el pasado.

Es lamentable oír a esos presidentes de la pobre y atrasada Latinoamérica chillar que fue un golpe militar, un corte del hilo constitucional… cuando Zelaya llevaba meses tensando y violando dicho hilo, desobedeciendo un dictamen de la Corte Suprema, un mandato del Congreso Nacional y una explicación prolija del Colegio Nacional Electoral: la ley, la constitución nacional de Honduras prohibe los referéndum ciento ochenta días antes de unos comisión electorales como los pautados para noviembre. Manuel Zelaya era presidente de Honduras y debía saberlo (o alguien debió decírselo) pero él, el dios sol tocado por la providencia para interpretar al pueblo que calla, sabe lo que es mejor, por lo tanto, mientras los demás (como el Congreso, la Corte y el CNE, según los mandatarios que chillan como pericas) deben regirse por “la constitución” o dan un golpe de estado, él no. Él no tiene por qué obedecerlo. Así, Zelaya, a pesar de las prohibiciones, manejado como ficha barata por Hugo Chávez, quiso llamar a las fuerzas armadas para imponer su consulta, dando la impresión de fuerza militar para sofocar a los otros poderes. Y de eso, esa recua de mandatarios declarantes, y esa figura patética y mediocre llamada José Miguel Insulza, pretenden nada saber. Aparentemente sus chancillerías en Honduras sólo saben de dormir hasta tarde e ir a fiestas. Lo que ocurría, los delitos que Zelaya cometía contra el pueblo hondureño, les pasó inadvertido.

La OEA, y la mayoría de las manifestaciones mundiales sólo reflejan esa dicotomía que va enseriándose en ciertas zonas: los pueblos están indefensos y a la merced de los caprichos y abusos de los que temporalmente acumulan el poder, por lo que no extraña que estos deseen aumentar el tiempo de permanencia en ese poder. Mientras todos los demás están obligados por la ley (en Globovisión deben dar noticias con pinzas para no violar ninguna ley, los medios del Gobierno insultan, humillan, calumnias y exponen al escarnio sin que pase nada). Pero eso les parece bien a los mandatarios de Chile y Costa Rica: somos los presidentes, nadie puede tocarnos, y que se utilice la ley contra todos los demás. Fue patético mirar a un degenerado como Raúl Castro, reír y aplaudir un embargo a Honduras, secundado por aquellos que exigían el fin del embargo a la feroz y sanguinaria tiranía cubana, sin preocuparse ni por un segundo por los cubanos rehenes del régimen. Pero a eso hemos llegado, esos costosos organismos están manejados por la mediocridad, se cierra los ojos antes los problemas que no quieren ver, y se unen para utilizar toda la fuerza de los gobiernos para castigar a quien no tiene armas atómicas, petróleo o guerrillas militantes, pero, y por encima de todos, que osen desafiar la majestad del cartel.

¿Qué Zelaya no debió salir como salió? Es verdad, debió ser juzgado y luego encarcelarlo y privado de sus derechos políticos, como se hizo en Venezuela cuando el degenerado de Carlos Andrés Pérez cometió delitos, antes de que las instituciones fueran groseros apéndices secuestrados desde el poder como ahora (ante la mirada indiferente de la OEA, la complicidad manifiesta del grotesco Secretario General, Insulza, y el resto del peligroso cartel de presidentes); seguramente los hondureños temieron desordenes de grupitos clientelares de Zelaya, pagados con dinero proveniente de… quien sabe dónde (es de imaginar que los tarados que fungían de cancilleres en Honduras lo saben), y les pareció que lo mejor era sacarlo del país. Pero, ¿qué ilegalidad puede haber en un régimen donde todas sus instituciones, militares y civiles, dicen “sí, cometía delitos, no se quería someter a la ley porque era un presidente; que se vaya”? ¿La opinión de todos esos es menos importante que la de los presidentes de Latinoamérica? ¿Acaso estamos frente a “Zelaya tenía razón y el resto del país político estaba equivocado”? Resulta difícil de creer. Lo que parece es que muchos temen que realmente se esté conformando una renovación y que movimientos político-militares terminen con tantas satrapías.

Estoy de acuerdo conque Zelaya regrese a Honduras, que sea detenido, que se denuncie su plan para entregar Honduras a la demencia del Alba a cambio de apoyo para mantenerse (la situación venezolana debe ser suficiente para aterrar a cualquiera) y que cumpla su condena en una cárcel de mínima seguridad para que quien quiera ver al presidente (según esa constitución tan rara que tienen) que “traicionó a la patria”, lo mire. Que vaya con Insulza, ese mediocre farsante merece movilizarse un poco, y que explique por qué la OEA nada hizo cuando se denunciaban las irregularidades y abusos de Zelaya y ahora sí salta de la silla con amenazas ante algo provocado por su incompetencia; y hasta con Chávez, para que se de un bañito de pueblo. Pero ese no irá. Ya lo conocemos. Mandará a otros a dar la cara.

Por cierto, CNN le hace un muy flaco favor al periodismo independiente, dándole razones a regimenes autoritarios cuando hablan de manipulación mediática, mientras enfocaban en cámara cerrada a un grupito diciendo que habían manifestaciones masivas en Honduras por la destitución de Zelaya (igual que TELESUR Y VTV, la venezolana); el resto de los corresponsales hablaba de la tranquilidad de la mayoría del país, de manifestaciones con menos de seiscientas personas, y del respeto de los militares. Es que Manuel Zelaya cometió un error fatal cuando unió su carro al de Chávez, cuando un pueblo no está alienado, eso basta para aterrorizar, como pasó en México, Panamá y en el Perú. Asistiremos a una opera cómica, el mundo gritando contra Honduras, pidiendo sanciones y medidas, mientras el pequeño pueblo centroamericano continuará con su vida regular, tal vez aislados, pero con la dignidad de un pueblo libre, a diferencia de los prisioneros en Cuba, esos que no inquietan a nadie en el mundo.

Julio César.

CUIDANDOSE

-Cónchale, pana, hay que cuidarse. Buena alimentación y ejercicios; tú sabes…
……

Aunque no me crean, esto me pasó. Hace tiempo un carajo que entró nuevo en el departamento, me dijo que parecía una paleta, que debería (así, deber) levantar algo de pesas para desarrollar masa muscular. Parece ser que si uno no ejercita (cosa que da trabajo y flojera) y engorda o se ve desvaído, está mal. Es de suponer que es obligación de todo el mundo ejercitarse, cosa que como he dicho, está bien, ayuda al organismo, pero no como una meta para… cómo lo digo, verse así. Aunque, y como también he dicho, no me molestaría tener esta facha. Con esa pinta viviría sin camisa, ¿y quién se molestaría?

Pero seamos sinceros, ¿quién carajo se ve así de bien en la vida real? Es imposible. Como ya dije una vez, tiene que ser un truco de fotografía (o eso espero). Todos vivimos pendiente, en mayor o menor medida, pendientes del cómo nos vemos. No es grato sentir esas miradas evaluadoras que a veces las féminas, en primeras instancias, nos arrojan. Pero tener ese cuerpo debe dar trabajo, y no hablo únicamente de dietas para no engordar. Hay que endurecer músculos, y abultar otros. Y para eso no hay pastillitas. Cirugía sí, pero ¿qué loco se somete a eso? No hay soluciones mágicas, aunque la televisión nos la venda cada día.

Tengo un amigo, Abelardo, de cierta panza que se compró uno de esos cinturones artronic o no sé cómo se llama, que según masajeaba, pero creo que únicamente daba toques eléctricos (y no era nada agradable), para verse como la gente del comercial. Cómo me reí, le dije que esa panza no la bajaba con eso ni en un millón de años. Y no lo hizo. Para esos comerciales buscan a gente que se ve bien. Lo mismo me pasaba, de muchacho, cuando iba a comprar franelas y cosas así. Las vendedoras querían mostrarme catálogos con tipos que tenían pectorales, bíceps y vainas, a quienes les quedaba de maravilla esa ropa, y a mí me incomodaba. Siempre gruñía: “sí, sí, dámela”, y salía a la carrera. Pensé que eso se acabaría cuando dejara atrás la adolescencia y sus inquietudes, pero como que la manía por la apariencia dura toda la vida.

Por cierto, ese amigo del que les hablo, que también trabaja conmigo, una vez tuvo unas palabras con un flaco que laboraba en el ascensor. A la hora del café todos coincidíamos en el salón, y el muchacho contaba algo de un carajo con el que tuvo una discusión y dijo algo como: “Y el tipo era alto, más o menos con la figura de Abelardo, bueno si es que a eso se le puede llamar figura”. Yo me reí mucho, pero Abelardo no, y dijo con ese tonito irónico que lo caracteriza: “Ay, Julio, qué mal me siento; me ha herido hablando de mi apariencia alguien que parece un enfermo terminal, y que está muriendo de algo raro”. Todavía me río al recordarlo.

Julio César.

domingo, 28 de junio de 2009

BÚSCAME EN UNA NOCHE DE FARRA

Esta tarde no quiero llegar a casa. Hace calor, el día fue largo y extenuante, pero no quiero encerrarme. Deseo entrar a un lugar fresco, alegre, escuchar las risas, graves, groseras, vitales; mirar un gran televisor sintonizando un juego de béisbol o futbol. Quiero sentarme a tomar una cervecita fría, entre otros, entre desconocidos, gente alegre que a ese lugar no va a pensar, a lamentarse o entristecerse, y gritar y reír y discutir jugadas tontas. Quiero que alguien me mire, que me sonría preguntándome, bajito, “¿quién eres?”; y responderle, sonriendo también “quien tú quieras, mami”, aunque después otro la reclame. Necesito que me miren para saber que sigo aquí. Deseo tanto… sentir esta noche.

Julio César.

MICHAEL Y FARRAH, NO ES JUSTO

De verdad que estas dos noticias, trágicas las dos, me dejaron melancólico. Cada uno de ellos signó un tiempo. Y les tuve cariño. A finales de los setenta, siendo un niño a quien le encajaba la televisión, me enamoré de Los Ángeles de Charlie, de esas mujeres fuertes, aventureras, hermosas y hasta peligrosas, que corrían peligros, se golpeaban con hombres y eran increíblemente bellas. Sé que todos admiraban más a Farrah Fawcett ‘Majors’ como la conocíamos por aquí en esa época. Claro, era la catira de rostro angelical y de grandes curvas, pero siempre sentí especial cariño por Kate Jackson, el ángel inteligente, dura y lista, la no tan bella como las otras, aunque lo era. Pero mi preferida era Jaclyn Smith, la morena de cabellos largos, delgada, hermosa. Sin embargo también admiraba al ángel rubio. Fue duro saber de sus últimos momentos, minada de dolor, con la metástasis atormentándola, casi siempre en cama, muy débil, recibiendo a los más allegados. Y allí, en el duro momento, estuvieron ellas, Jaclyn y Kate, acompañando al ángel enfermo. Le tocó a su compañero de años y años, Ryan O’Neil, dar la noticia: “Farrah se ha ido, ahora está con su madre, su hermana y con su Dios. Yo la amaba con todo mi corazón y voy a extrañarla mucho”. Algo parecido nos pasará a los que amamos al hermoso ángel, esa bella mujer que junto a las otras tres, nos hizo soñar y fantasear.

A Michael Jackson lo conocía más, porque su paso como figura de éxito duró mucho más. Recuerdo la primera vez que vi Thriller, y me quedé asombrado, era tan sólo un muchacho y sentía la adrenalina corriendo por mi cuerpo. En el colegio lo comentábamos, lo perseguíamos por los canales de televisión. Recuerdo que lo bailé en esas fiestas del colegio. Michael Jackson fue un artista completo, bailarín, cantante, compositor, un hombre espectáculo. Lamentablemente sus excentricidades personales tal vez opaquen un poco el recuerdo de lo que fue su vida, pero siempre lo recordaré por los zombies que bailaban, por Billie Jean, dando yo torpemente el pasito hacia atrás, y como el hombre bailando sobre la luna. Fui de los que se alegró mucho cuando aquel jurado de gente sensata desestimó aquel caso de circo que un fiscal irresponsable (el sistema jurídico norteamericano cada vez parece más un Realty Show), declarándolo “no culpable”. Me gustaba saber que a donde iba, la gente lo esperaba con el cariño y admiración al ídolo que fue. Ahora murió, a los cincuenta años de edad, cosa rara, lo creía mucho más joven, de un paro cardiaco. Desde el momento de la noticia he oído muchas de sus melodías en la radio, he escuchado a moderadores hablar cosas bonitas, porque, a pesar de su vida extraña, representó algo para todos nosotros. Era, es y será “El Rey del Pop”.

Ahora que hablando de otra cosa que merece la pena ser mencionada, está la resbalada fea que dio España frente a la oncena de futbol norteamericana. Esa noticia me dejó frío.

Julio César.