viernes, 19 de septiembre de 2008

LA OCASIÓN

-Ay, Gregorio, ¿cómo le digo a Sebastián que no podemos quedarnos? Debo regresar a Caracas. –informa la joven a su hermano, mientras miran caminando adelante al indolente joven. Gregorio lo mira mucho, pensando que se ‘veía’ bien buena gente el cuñadito.- Él había planeado un gran fin de semana, con tremenduras y todo; imagínate que se compro un bikinicito mínimo porque lo reté a usarlo en la piscina. ¡Dios, mira la hora! Me tengo que ir ya.

-¿Sí? Bueno, si quieres ve yéndote y yo le digo.

-Ay, sí, gracias hermanito. Díselo poco a poco, bríndale una cerveza. –gimotea ella, besándolo y escapando sin que Sebastián lo note hasta que va lejos.

-¡Oye, ¿y tu hermana?!

-Fue a comprar algo; me dijo que la esperáramos en la piscina, y que recuerdes que le debes cumplir un reto, no sé a qué se refería. –informa sonriendo de la manera más inocente, pesando que al muchacho seguro le haría falta que le aplicaran algo de protector solar.

Julio César.

No hay comentarios: