domingo, 28 de junio de 2009

MICHAEL Y FARRAH, NO ES JUSTO

De verdad que estas dos noticias, trágicas las dos, me dejaron melancólico. Cada uno de ellos signó un tiempo. Y les tuve cariño. A finales de los setenta, siendo un niño a quien le encajaba la televisión, me enamoré de Los Ángeles de Charlie, de esas mujeres fuertes, aventureras, hermosas y hasta peligrosas, que corrían peligros, se golpeaban con hombres y eran increíblemente bellas. Sé que todos admiraban más a Farrah Fawcett ‘Majors’ como la conocíamos por aquí en esa época. Claro, era la catira de rostro angelical y de grandes curvas, pero siempre sentí especial cariño por Kate Jackson, el ángel inteligente, dura y lista, la no tan bella como las otras, aunque lo era. Pero mi preferida era Jaclyn Smith, la morena de cabellos largos, delgada, hermosa. Sin embargo también admiraba al ángel rubio. Fue duro saber de sus últimos momentos, minada de dolor, con la metástasis atormentándola, casi siempre en cama, muy débil, recibiendo a los más allegados. Y allí, en el duro momento, estuvieron ellas, Jaclyn y Kate, acompañando al ángel enfermo. Le tocó a su compañero de años y años, Ryan O’Neil, dar la noticia: “Farrah se ha ido, ahora está con su madre, su hermana y con su Dios. Yo la amaba con todo mi corazón y voy a extrañarla mucho”. Algo parecido nos pasará a los que amamos al hermoso ángel, esa bella mujer que junto a las otras tres, nos hizo soñar y fantasear.

A Michael Jackson lo conocía más, porque su paso como figura de éxito duró mucho más. Recuerdo la primera vez que vi Thriller, y me quedé asombrado, era tan sólo un muchacho y sentía la adrenalina corriendo por mi cuerpo. En el colegio lo comentábamos, lo perseguíamos por los canales de televisión. Recuerdo que lo bailé en esas fiestas del colegio. Michael Jackson fue un artista completo, bailarín, cantante, compositor, un hombre espectáculo. Lamentablemente sus excentricidades personales tal vez opaquen un poco el recuerdo de lo que fue su vida, pero siempre lo recordaré por los zombies que bailaban, por Billie Jean, dando yo torpemente el pasito hacia atrás, y como el hombre bailando sobre la luna. Fui de los que se alegró mucho cuando aquel jurado de gente sensata desestimó aquel caso de circo que un fiscal irresponsable (el sistema jurídico norteamericano cada vez parece más un Realty Show), declarándolo “no culpable”. Me gustaba saber que a donde iba, la gente lo esperaba con el cariño y admiración al ídolo que fue. Ahora murió, a los cincuenta años de edad, cosa rara, lo creía mucho más joven, de un paro cardiaco. Desde el momento de la noticia he oído muchas de sus melodías en la radio, he escuchado a moderadores hablar cosas bonitas, porque, a pesar de su vida extraña, representó algo para todos nosotros. Era, es y será “El Rey del Pop”.

Ahora que hablando de otra cosa que merece la pena ser mencionada, está la resbalada fea que dio España frente a la oncena de futbol norteamericana. Esa noticia me dejó frío.

Julio César.

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