viernes, 19 de junio de 2009

LA MAÑANA DE TU VIDA

¿Qué decir del hombre que ya sabe, de joven, dónde está su destino?
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La noche fue de jadeos, pieles ardientes y deseos. Fue de locura, de roces, de amarguras y pasiones; pero llega la mañana y con ella la tormenta. Ahora se aleja a la carrera seguido de su mirada, sin volverse, porque esa mirada le quema la espalda como quemó su alma. Un hombre se aleja a la carrera de esa otra persona con quien encontró lo que nunca imaginó necesitar. Escapa como el viento de lo que hizo, de lo que sintió. Huye… de su necesidad de volver, sin entender aún que esa es una guerra perdida.
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Es fácil escapar de lo que se desea cuando somos jóvenes; se confía en que el tiempo de el olvido, pero ¿y sí tan sólo es lo que se espera? ¿Y sí la paz, la calma, el sosiego nunca llega? Es difícil imaginar una vida larga, un día tras otro, moviéndote por una casa de ventanas cerradas, de cuartos vacíos, de silencios que alarman. Pero eso no lo sabemos cuando somos muchachos, eso lo enseña el tiempo, muchas veces cuando ese mismo tiempo se nos acaba.

Julio César.

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