miércoles, 11 de marzo de 2009

REFLEJOS

Con los trucos de fotografía que ahora existen (de siempre, pero antes eran chapuceros) jamás podremos estar totalmente seguro de si algo es tan exacto como nos parece. Pero esta hermosa fotografía, de serlo, es perfecta. No la imagen, el lugar. El nombre exacto no estaba identificado, pero como la encontré mientras buscaba imágenes de cierta película, imagino que se trata de un lugar cercano a Pine Creek, en Canadá. En mi modesta opinión allí estuvo el paraíso original. ¿No es una belleza? Ese cielo límpido, ese macizo granítico, el reflejo del cielo y las cumbres sobre las aguas cristalinas, esa sensación de grandeza y majestuosidad de la naturaleza, de pureza en el verdor de su vegetación. Imagino que cuando el mundo comenzaba, cuando nos bastaba con poco, todo pudo ser así. Un jardín. ¿Cómo llegó a ser posible un lugar así de tanta belleza y perfección? Porque lo es, mirar un paisaje en directo debe sobrecoger el espíritu de cualquier mortal, por más indiferente que sea. Tal vez, poniéndonos cursi, es así porque se trata de un espejo. El espejo de Dios.

Julio César.

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