¿Vestido para la ocasión?
-¡Oye! –se desconcertó Gabriel entrando en el cuarto de su amigo y compañero de estudios.- ¿Qué haces? Creí que ya estabas listo para estudiar.
-Te llamé y me dio un calambre, no puedo enderezarme. –comentó el otro.
-¡Qué mal! –llegó a su lado, comprobando cuánto apreciaba a su amigo.- Sí quieres, te doy un masajito…
-Oye, no, no quiero abusar y…
-No, no hay problema. Sube a tu cama.
-Bueno… -se moviliza con sospechosa agilidad, aunque el otro no repara en eso concentrado en otros pensamientos.- ¡En la gaveta tengo el aceite!
-¿Ya lo tenías lis…? –comienza a sospechar, pero ya Gabriel se acomoda. Bien, lo averiguaría después.
Julio César.
-¡Oye! –se desconcertó Gabriel entrando en el cuarto de su amigo y compañero de estudios.- ¿Qué haces? Creí que ya estabas listo para estudiar.
-Te llamé y me dio un calambre, no puedo enderezarme. –comentó el otro.
-¡Qué mal! –llegó a su lado, comprobando cuánto apreciaba a su amigo.- Sí quieres, te doy un masajito…
-Oye, no, no quiero abusar y…
-No, no hay problema. Sube a tu cama.
-Bueno… -se moviliza con sospechosa agilidad, aunque el otro no repara en eso concentrado en otros pensamientos.- ¡En la gaveta tengo el aceite!
-¿Ya lo tenías lis…? –comienza a sospechar, pero ya Gabriel se acomoda. Bien, lo averiguaría después.
Julio César.
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