domingo, 29 de junio de 2008

CANCIÓN DE CUNA, CANCIÓN DE AMOR

Ah, amor, amor, amor…

Desde que vi esta fotografía, esta hermosa fotografía, la quise como fondo de escritorio para mi computadora. Era perfecta, con el tamaño, resolución y detalles justos. Y tan explícita en todo aquello que vimos en la película… amor, esa ternura tan ruda y a la vez tan romántica entre esos dos hombres. Ah, el amor, el amor, que lindo para quienes lo viven intensamente, sin temores o prejuicios. Caso que no es el mío actualmente, y no lo ha sido en mucho tiempo a decir verdad, y no por miedos, prejuicios o prohibiciones, sino porque no hallo nada. Así que con el paso de los días la imagen se me volvió pesada, porque me recordaba toda la tristeza del film, todo lo que no se dijo, lo que no se luchó, lo que se dejó de hacer y todo lo que se perdió; y es imposible pensar en todo eso y no establecer paralelismos con mi propia vida. Y luego se marcha el chico australiano, pero ¿para qué recordar ese terrible momento?

Cambié de fondo porque (aunque adoro a Jack y Ennis, y creo que será así por un largo tiempo aún, cosa que me gusta, es bonito evocar esa bella historia de amor), todavía duele recodar como terminó todo, y también porque es más fácil que cambiar todo lo que se es y no te gusta de ti mismo, y porque mirar a Heath se vuelve pesado. Pero no puedo dejar de mirarla de vez en cuando, me gusta y me lastima, me brinda felicidad e intranquilidad; suspiro pensando que están así, enamorados, pero luego me acuerdo de todo lo que sigue. Qué cosa tan extraña, ¿verdad?

¿Saben que me habría encantado oír uno o dos años atrás, como extensión de la película?: que Heath y Jake habían desaparecido, que se escaparon por ahí, juntos, y que nadie había vuelto a saber de ellos. Y que alguien dijera tiempo después que vio a dos hombres parecidos a ellos, que sé yo, en Tailandia, en una aldea remota y atrasada (como creen los norteamericanos que son todos los países del Tercer Mundo) caminando juntos, tomados de la mano, con Jake sonriéndole como solamente él sabe hacer, y Heath correspondiéndole y dejándose querer. Lógicamente es una fantasía, esos dos sujetos sólo eran amigos, actores que prestaron sus cuerpos para dar vida a Ennis del Mar y a Jack Twist, pero ¿no habría sido increíble?

Julio César.

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