miércoles, 27 de mayo de 2009

EL PRINCIPE DE PERSIA ESTÁ POR LLEGAR

Pero no tan pronto como deseamos.

Ya está en la palestra, la cinta está a punto de caramelo y será uno de esos festines de los que no se hablan con nadie, pero al que deseamos asistir; y de gala para impresionar. En cuanto llegue pienso ir a verla, no esperaré como en el caso de El Guasón, digo, El Caballero de la Noche. Esta vez sí iré, y espero que más de una vez, porque me agrada mucho Jake Gyllenhaal.

Se sabe algo ya de la trama. Jake será Dastan, un joven y bien parecido príncipe persa del siglo VI, quien debe aliarse con la princesa Tamina (Gemma Arterton), de quien originariamente es rival y a quien terminará amando, y ella a él (¿qué más le queda junto a ese príncipe como no sea caer en sus brazos en esas tórridas noches en el desierto?), para impedir que un malvado noble interpretado por Ben Kinglsey, se apodere de “Las Arenas del Tiempo”, un obsequio de los dioses a los mortales, que permiten a su dueño controlar el tiempo y a su vez, dominar el mundo. Lo de siempre.

Uno lo imagina valiente, arrojado, luchando con ese cuerpo que ha venido cultivando, mirando intensamente a su princesa que no podrá evitar estremecerse, infundiéndole valor a sus seguidores con su voz grave. Tal vez capturado en algún momento, furioso, retenido, pero no tocado por sus enemigos, quienes le propondrán una alianza, ya que no sentirán deseos reales de destruirlo (¿quién podría?).

Ah, pero EL PRINCIPE DE PERSIA: LAS ARENAS DEL TIEMPO, no se estrenará sino hasta el año que viene, así que habrá que esperar hasta el 2010 para verlo enfrentar el peligro, el romance y las aventuras que deseamos. Esperaremos, ¿qué remedio nos queda?

Julio César.

¿ACASO HAY CONSUELO PARA RAQUEL, LA QUE LLORA A SUS HIJOS MUERTOS?

Una mujer despierta en medio de la noche, una noche azarosa en medio de una vida azarosa. Ha criado a cinco hijos prácticamente sola. La noticia no puede entenderla por un segundo: le han matado a un hijo. A ella no le importa saber cómo, en dónde, quién o por qué; su mente llegó hasta el detalle: le mataron a su muchacho. Pasado el shock viene la realidad, cruda y salvaje, se le fue. Alguien a quien llevó dentro de sí, a quien parió, amamantó y cargó, sintiéndose increíblemente feliz cuando le sonreía con su carita de luna redonda, compensándole todo malestar en su existencia. Pero es la vida, es el país. Esas cosas pasan. Está en la morgue, hay que ir por él, preparar el funeral. Avisa a sus otros hijos, a sus familiares y conocidos. Una nuera la llama: nos vemos allá, voy con una plata que te envía el Negro, tu hijo.

Y se encuentran, pero la joven llega llorando y grita: mataron al Negro. En menos de un día la mujer los ha perdido a los dos. ¿Qué queda para ella? Esas cosas pasan, le dirán de nuevo. Pero ¿será cierto? ¿Está condenado un país pequeño nadando en petróleo, con ingresos en diez años de novecientos mil millones de dólares despilfarrados, a la miseria, la mendicidad, el hamponato y la inseguridad? ¿No hay un responsable, un culpable?

Frente a los dos ataúdes donde esa mujer se sentará a sufrir y consumirse como purgando una culpa tal vez no suya, ¿quién responderá ante ella?

Julio César.

PENA ROSA

-Les juro que no fui yo quien escogí el color. Fue ella… ¡Esa mujer me odia desde que salgo con ustedes!

Julio César.

martes, 19 de mayo de 2009

DE ESOS DÍAS…

Cuando confundíamos a los hombres con los personajes… y nos gustaba.

A la locura de adeptos y adictos que siguió a Brokeback Mountain, guardé muchas imágenes del momento, de gente que compartía esa fiebre por la hermosa y dura película. Jake y Heath eran los chicos del día, y para muchos continuarán siéndolo. Sonriéndome planeaba el momento de ir presentándolas. La partida de Heath Ledger se atravesó, curiosamente con el mismo impacto que la muerte de Jack en la vida de Ennis, terminando con el sueño del pudo ser. Sin embargo no quise borrar esta, estaba en un blog llamado así, Brokeback Mountain, foro abierto. Muchas imágenes (composiciones) eran hermosas.

Julio César.

LOS SIMPSON DE ANIVERSARIO

-Pequeño… ¡demonio!

Comenzó la vigésima temporada de esta ya legendaria serie animada. ¡Veinte años en el aire! Regresa un nuevo año, salvando de tarde en tarde a la cadena Fox, como ha dicho Bart varias veces. El señor Matt Groening la pegó de la cerca cuando ideó a esta familia disfuncional, egoísta, medio salvaje y totalmente irreverente. La sátira hacia la cultura norteamericana es sardónicamente cruel, pero ajustada a la realidad. En esta gente, los Simpson, muchos nos vemos reflejados, aunque todos lo niegan con ferocidad cuando lo digo. Las manías, temores y traumas de la pequeña e inteligente Lisa, luchando contra el gen Simpson; Bart, un anarquista extrañamente no terrorista, sus tremenduras no van guiadas por la maldad; y Homero, la joya de la corona, nos hacen pasar gratos momentos.

Hay quienes alegan que la serie ha perdido gracia, más no vigencia (ese episodio donde son declarados traidores, y aclamados en el Medio Oriente por ello, fue jocoso, igual que la sátira final, cuando regresan ocultos a gozar los beneficios de los inmigrantes europeos); lo que ocurre es que en veinte años hemos ido perdimos la inocencia, la capacidad de sorprendernos con esta familia genial. Y eso que ha pasado por malos ratos. Un duro golpe fue el cambio de voces, pero aún a eso, que en otros programas fue fatal, ha logrado sortearlo. Si te sientas a mirarlos, aunque hallas visto un capítulo muchas veces, encuentras el detalle que hace sonreír de forma irónica, por el sarcasmo, por el detalle de la vida misma. Hace poco vi un episodio donde Bart arruina las navidades de todos quemando el árbol de navidad y los regalos, ocultándolo, y llorando dice que vio a un ladrón robarse todo, y hace un aparte para decir “y el árbol también”, para continuar llorando. Homero grita qué desgracia, lo abraza llorando y viendo a Marge exclama: “qué dolor, ¿podemos faltar a la iglesia?”.

Pero ya antes, en ese capítulo, me había reído bastante. Cuando fueron al centro comercial de compras, Homero, con total impunidad ocupa el espacio, dos espacios, para minusválidos. Ante la mala cara de Marge, sale… arrastrando una pierna. Es que es así, como la gente normal, la detestable, claro. Hacia el final, cuando Bart, acosado por un raro sentimiento de culpa (debió ser el espíritu navideño), confiesa que no hubo ningún robo sino que todo fue culpa de él, todos quedan impresionados. Es Lisa, chirriando dientes, quien gruñe “pequeño demonio”, frase de Homero, y se le va encima, ahorcándolo, como hace su padre cada semana. A esa escena, hilarante, se suma Homero al grito de “¡Lisa!”, como si fuera a detenerla, y termina con un “Lo haces demasiado suave. Es así” y la aparta estrangulándolo él, y Lisa le toma un brazo y hala como para hacer más fuerte el apretón, mientras le da de puntapiés al hermano. Cómo reí, pero faltaba aún. Marge se arroja intentando apartarlos, y como carga a Maggie, esta, malencarada también, le atrapa el cabello a Bart y se lo hala. Dios, fue una locura de lo más divertida.

La serie conserva su encanto, y de tarde en tarde logra sacarnos una carcajada. Ojalá continúen por mucho tiempo más.

Julio César.

domingo, 10 de mayo de 2009

ASEDIO

-¿Serán ideas mías, o me siguen…?

Hace tiempo en uno de los blogs donde hablan de Jake Gyllenhaal, su autora (creo era una mujer, no lo encuentro) decía que viéndolo bien era lamentable que una persona tan agradable y sencilla como Jake se viera objeto en todo momento de la atención de los curiosos (y de esa fauna peligrosa y amoral de los paparazzi). A su comentario, hablando sobre que no podía hacer esto o aquello sin que le tomaran una fotografía… los comentarios respondieron preguntando dónde encontraban esas páginas con las últimas fotos.

Personalmente me agrada saber que está bien, que parece contento. No siempre sonríe, pero ¿quién puede a toda hora? Sin embargo lo hace lo suficiente como para hacer sentir bien a todos. Estas fotografías, sacadas de otro blog, uno en inglés que les prometo buscar el nombre, parecen mostrarlo seguido a cada segundo. Pero… se ve bien, así que no nos importa mucho.

¿Será un fan? Seguro que me toca seguirlo para espiarlo, y termino admirándolo más.

Julio César.

NOTA: ¿Ya se estrenó esa película que hizo junto a Tobey Maguire y Natalie Portman, donde estos dos son hermanos y se pelean por ella?

DAYANA MENDOZA, DA DE QUÉ HABLAR…

Esta niña es un éxito de fama siguiendo la máxima que reza: de mí que se hable, bien o mal, pero que se hable. Y eso que me parece bonita y hasta recatadita. Desde que ganó la corona del Miss Universo ha estado en el candelero. La cadena de noticias Caracol inició desde temprano una campaña con aquello de unas fotografías donde aparecía desnuda (que no mostraban nada, las busqué); luego volvió al tapete con unas declaraciones… de miss, que dio en Guantánamo, cuando dijo que esa cárcel era bonita y que los presos estaban contento. Ah, qué no se dijo de la pobre. Los chavistas la pusieron por el suelo, la gente común la creyó retrasada mental. Y aquí debo acarar que la pobre se dejó llevar por lo conocido. En Venezuela las cárceles son lugares dantescos donde todo vicio, aberración, exceso sanguinario e injusticia tiene su asiento. Comparada con las de aquí, cualquiera parece buena. Bueno, tal vez menos en Sudan, Zimbawe, Cuba, Irán y lugares así, tan democráticos y respetuosos de los derechos humanos ellos.

Luego dio la niña unas declaraciones reconociendo las misiones chavistas y algunas otras cosas, y la gente le cayó encima con comentarios horribles, donde marginal ignorante fue lo más suave. La pobrecita únicamente buscó equilibrar su imagen después de lo de Guantánamo (seguramente ‘guiada’ por el siniestro grupo Cisneros), intentando quedar bien con la gente de aquí. Pero tampoco le fue bien. Ahora sale este artículo que tomé del REPORTERO DIGITAL, de un soplo de Chepa Candela. Disfrútenlo:
……
La Miss Dayana Mendoza es novia de nieto de Stavros Niarchos.
Publicado: Jueves Feb 19, 2009 12:23 am

Desde Nueva York nos informaron que hace unos días vieron a la Miss Universo de lo más “pegada” con el papirruqui y sobretodo multimillonario Stavros Niarchos, sí, el mismo que vivió un fogoso romance con la Paris Hilton, ¿cómo les quedó el ojo? Según nos contaron Dayana Mendoza fue vista con Stavros en el restaurante “Le Cirque”, luego dizque estuvieron rumbeando un ratico en una discoteca llamada “Kiss and Fly” con la familia del papachongo en cuestión y luego “remataron” en una rumbita que había en The Hamptons, ¡oseaaaaa! Dicen que esta parejita se conoció por medio de la venezolana Fabiola Beracasa y al parecer entre ellos hay más que una bonita amistad porque lo que se tiran entre Mirada y Mirada es candela pura. ¡Se anotó mal la Dayanita!

(Esa no es Dayanita)
……

La pobre Dayana no la ha pasado bien, y todo porque se quiso poner a jugar a la astuta. Y eso de salir con un farandulero (¡salió con Paris Hilton, ¿para qué sirve un carajo así?!) no es garantía de que algo salga bien. Cuidado, muchacha.

Julio César.

AH, ROPA INTERIOR…

-Yo sólo estoy de adorno, esto no tiene que ver conmigo.

-¿Qué, no te gusta así?
Siempre he siento cierta preferencia a la hora de imaginar ropa interior. No es complicado, me fascina ver fotografías de bikinis, tangas y e hilos dentales. ¿Qué se le hace?, son imágenes que me llenan de calorcito. Casi puedo rastrear esa fijación hasta mi última niñez, ya a los once, cuando la primera revistica verde cayó en mis manos, una PENTHOUSE, donde una hermosa chica, con una diminuta pantaletica roja, se exhibía. Desde ese momento me quedó el amor, como imagino que le ocurre a la mayoría de los hombres, héteros u homos, según el caso, por semejantes prendas sobre el cuerpo correspondiente.

Esas prendas mínimas son de lo más grande. Un cuerpo bonito, esbelto, semi desnudo, llama la atención. De hecho hay sujetos, héteros, aunque jamás lo dirían así, que se quedan mirando a carajos bien formados en una piscina si llevan un bañador chico, tal vez para criticar o algo, pero de que miran, miran (con el consabido “parece marica”, interior). Sí, esas prendas diminutas causan furor, y esto me lleva al punto del que quiero hablar, respecto a nosotros los hombres: en la vida real, cotidiana, eso no es tan bueno. A menos que se tenga un cuerpo del carajo, ningún tipo debería arriesgarse a pasear la masa así como así es un bikini ni nada por el estilo. No se ve bien. Un sujeto obeso, peludo y con aire de rascarse las metras cuando no lo miran (y aún cuando lo miran) no es nada sugestivo en tales vestimentas. Igual que aquellos carajos que parecen peleados con el agua y el jabón. La tanga no le queda bien a todo el mundo, incluso a muchas féminas, lamentablemente hay que admitirlo. Pero hablemos de calzoncillos, de aseo personal y de hombres…

Con los bóxer hemos venido a descubrir lo que es comodidad al vestir, o bajo las ropas. Son prendas tan placenteras, tan funcionales, que uno se pregunta cómo no las usaba antes. O no lo recordábamos, porque mi abuelo usaba algo parecido, aunque más largo. Como hombre que de niño usé los tipos ovejitas (mi mamá me los compraba), al ir creciendo compré mi propia ropa y usé los más chicos, porque eran prácticos para llevar la camisa por dentro y sujetar con cierto grado de seguridad… el bojote, sobretodo en esos años cuando no podía acariciarnos una brisa sin que despertara con ruido. Pero ahora me parece más cómodo, y hasta elegante, el bóxer. Sí, lo sé, no es una prenda tan fantástica para bailar sobre una tarima enloqueciendo mujeres, pero en la vida real, el bóxer es mejor.

Personalmente no los uso de media manga, son incómodos, uno se sienta y cuando el muslo se retrae, molestan. También se notan a veces con cierto tipo de telas. Prefiero el bóxer corto, ese que termina en el bajo paquete. He notado, modestia aparte, que se ve bien cuando uno se quita las ropas, quedando en medias, camiseta corta y uno de ellos, algo recogido por los costados; toda mujer mira en ese momento y se nota que también le agradan. Los de algodón son increíblemente buenos, suaves y funcionales. Tengo unos que me trajo una amiga de Colombia y parece que jamás van a acabarse, aunque son blancos, color poco práctico para el hombre. Ese color está bien para un modelito guapo que se quita las ropas para una película; en uno, después de todo un día en la calle, lo más probable es que se note cierta mancha al frente, amarillo pollito, y no precisamente de virilidad. Los colores grises, azules y negros son representativos, elegantes, y te cubren por si hay ese problemita. Y esto de mojar no tiene nada que ver con la edad. Ya lo dijo Stephen King en una de sus mejores novelas, cuando unos chicos meaban unos al lado de otros y cada uno se sacudía al terminar pero veían que se mojaban; fue cuando uno declamó: lo dijo Aristóteles, ya lo sabía Platón, el hombre cuando orina guarda las últimas gotas para el pantalón. En este caso sería para el calzoncillo.

¿Por qué hablo de ropa interior representativa y de agua y jabón? Fue algo que aprendí cuando comencé a trabajar como inspector sanitario en hospitales. En una de mis primeras observaciones de campo me tocó estar en el servicio de radiología del hospital Pérez de León, en Petare, la zona más Oeste de la Gran Caracas. Allí llegaban las emergencias, y eran como las ocho y media de la mañana cuando llegó un tipo cuarentón, barbudo, sucio de ropas, gordo, y cuando le quitaron los pantalones para practicarle una radiografía de abdomen y pelvis, llevaba uno de esos bikinis de licra, rojo para ñapa, roto por la liga de la cintura, metido casi todo entre las nalgas, enrollado en todo lo demás. Y olía a rayos. La médico de turno, una muchacha bonita (me parecía muy joven), dijo algo lapidario: son el colmo estos hombres que salen a la calle sin lavarse el culo y las bolas, y vistiendo esa mariquerías. Desde ese momento tomé por costumbre asearme muy bien y llevar ropa interior más o menos, que aunque fuera algo chica en esa época, fuera de buena calidad. No se puede ser miserable con uno mismo en ciertas cosas.

A mis amigos, los más jóvenes sí están ahí: jamás salgan de sus casas sin bañarse y lavarse muy bien bolas y culo, como decía esa doctora. Ese olor, sobretodo si se ha tenido actividad y huele a huevos podridos, no es nada grato, y lo peor es que parece percibirlo todo el mundo; y lo digo en serio, no es para enorgullecerse de eso. Hay que formarse esos hábitos. Bastante agua y jabón, y hasta talquito, y sobre todo eso, un bóxer que quede del carajo… Quien sabe, tal vez tengas que entrar en el baño unisex de una discoteca, un cine, un mercado o algo y una muchachota se quede mirándote. ¿Puedes imaginarte la escena, ella sonriendo y tú, por accidente, dejando caer medio pantalón ya todo alegre? Lástima que no sean tan populares estos sanitarios. Pero ¿te imaginas que realmente esa chica se te acerque, felina, sexy y te diga algo como: fo, pana, hueles a chivo muerto?

Créanme, muchas veces un olorcillo, o una ropa con pinta de desaseo o descuido, enfría el guarapo. Imagino que si se es muy joven y se tiene muchas testosteronas dando vueltas, eso no parará a nadie, pero siempre he creído que quien no se cuida de lavar ni su miembro, quién sabe que más es capaz de dejar de hacer, y eso siempre es un riesgo. Así que, aseo. Lo del talquito tiene sus otras ventajas, evita rozones, humedades incomodas entre el muslo y la cadera, y casi todos conserva cierto aroma; y como dije una vez, nunca se sabe cuando alguien del trabajo tiene que agacharse bajo tu escritorio a buscar algo que se le cayó, olfateando y diciendo algo como: vaya, qué bien huele. Eso siempre da pies a más: ¿quieres olerlo mejor? (sí la vida fuera así).

Busca, pregunta, tal vez encuentres el tipo de talco o crema que mejor te acomode y que termine agradándote. Igual que los bóxer. Hay variedad, cantidad y colores, así como modelos, algo habrá que te guste y que te sirva. Esos detalles que hablan de cuidado, de aseo, de… elegancia, siempre son bien captados, y apreciados… por otras personas, que es lo que buscamos al llegar a una tasca, una reunión de amigos, o tan sólo al ir caminando por una calle cuando dos miradas se cruzan, ¿o no?

Para finalizar, un cuento que me echaron una vez: estaban dos indigentes haciendo el amor con pasión, cuando la mujer le dice al hombre: mi amor, tienes ese pájaro como un palo de yuca. El hombre, todo pomposo, le pregunta: ¿por qué lo dices, por lo grueso y nervudo? Y ella replica: no, porque está todo lleno de tierra.

Julio César.

martes, 5 de mayo de 2009

SÍ ME ATREVIERA, CORAZÓN…

Un día tendré el valor…

Desperté sintiéndome desasosegado. Quise escuchar tu voz, oír tu risa. Deseaba verte, tenerte aquí, alargar mi mano y tocarte. Pero no estás. Nunca estás porque jamás me atreví a correr detrás de ti para retenerte. A solas con mi corazón comprendo este pesar: cuando te conocí comencé a vivir, a sentir y amar… pero no supe cómo decir: ven conmigo, juntos hoy y mañana. Y ahora, a solas en mi cama, mirando el techo, sintiendo el silencio, entiendo con rabia y amargura que mi existencia ha estado en suspenso. Durante casi veinte años he esperado; los años se me han ido aguardando a que continúe mi vida. También la tuya, por mí te has detenido esperando a que una vez te llame y simplemente diga: ven. ¿Por qué no me odias?, tu cariño sin egoísmos es otra espina en mi alma. ¿Dejaré alguna vez de sentir este pesar, este vacío, este dolor? Sé que podría, tan sólo debo reunir coraje y llamar…

Julio César.

NOTA: Es poco, lo lamento, pero no siento deseos de escribir. Ando tan deprimido que ni hacer esto, que me divierte, me distrae. También tengo un virus, uno de los malos. Me borró carpetas y carpetas de archivos. No gano una.

ISAÍAS RODRUÍGUEZ, CARA DE PAYASO…

Hay gente que es patética (aunque uno no quiera usar esa palabrita), y hay otros que llevan las cosas al extremo (uno gime: Dios mío, ¡no puede ser!). Uno de esos personajes es este señor, imagino que ya ex fiscal, Isaías Rodríguez. Intentando ser justos, o hasta decentes (se los juro, lo intenté), hay que concluir que hay personas que no tienen salvación. Van de torta en torta, y ya ni se quitan el traje fiestero con el que fueron al anterior. El Fiscal General de la República Bolivariana de Venezuela, Isaías Rodríguez (es decir, el fiscal de la república de quinta, ya estamos por detrás de Cuba y Zimbawe), es uno de esos especimenes muy… Dios, para hablar de él hay que inventar palabras, ninguna lo describe en nuestra lengua y yo no me sé la de los elfos, pero digamos que es: insólito. Para comenzar es un hombre que se autoproclama de la izquierda socialista (pobre socialistas, ya hasta pena dan). Es, por lo tanto, un sujeto que criticó toda la historia de los cuarenta años de la democracia representativa como un periodo cuando no se luchó contra la corrupción del poder, el clientelismo del Estado y las brutales desigualdades sociales. Claro, olvida convenientemente según su psicosis, que un Fiscal General de la República, Ramón Escobar Salom, solicitó y logró que se enjuiciara a Carlos Andrés Pérez por ladrón al embolsillarse 17 millones de dólares que intentó hacernos creer que fue para defender las democracias latinoamericanas (y el muy cínico esperaba que se lo creyéramos). Hugo Chávez, su entorno íntimo y su familia se patearon de lo lindo, en una sentada, dos mil millones de bolívares del FONDEN, sin que les temblara el pulso (no sé cuánto es en devaluados bolívares fuertes), pero ahí sí no había nada que investigar, ni siquiera una sospecha. Así lo dijo ese enemigo de la corrupción y del clientelismo, ese ‘justo hombre de la izquierda’.

Aunque hay que entenderlo, en una considerable medida, este hombre se desfasa mentalmente cuando matan al Fiscal Accidental Danilo Anderson, el gran gurú de la fiscalía, quien llevaba todos los casos políticos, desde el golpe del 11 de abril de 2002, con un ojo sobre la oposición, pero el otro montado en Lucas Rincón, general trisoleado que esa madrugada anunció que Chávez había renunciado al poder, así como el juicio contra el alcalde de Baruta, Enrique Capriles Radonsky. Según las malas lenguas de mujeres malévolas como la periodista Patricia Poleo, el fiscal Isaías Rodríguez solía encerrarse largas horas en su oficina con Anderson, para penetrar… en el pensamiento marxista (así lo dejó flotar esta fémina, se los aseguro). Él la acusó de difamadora (y de bruja, me imagino), pero en verdad, cuando a Danilo Anderson lo matan en aquel atentado, Isaías apareció llorando y desencajado en televisión, gimiendo que esa muerte si le había dolido en verdad, no como la de su mamá que le dolió menos (pobre señora). Bueno, bueno, tampoco fue así, estoy haciendo una interpretación libre, lo que dijo fue: “esta muerte me dolió más que la de mi madre”. Y desde ese momento, y como ya se la tenía jurada a Patricia Poleo, el fiscal encaminó una investigación judicial destinada a lograr que un grupo de venezolanos dignos se vieran involucrados en el asesinato del Fiscal Accidental. Una doble venganza, y hay quienes lo tienen por idota…

Policía o funcionario que dijera que las cosas no iban por ese lado, era separado de la investigación, suspendido y hasta pasado a tribunales para que respondiera por esto o aquello (nunca se había visto tanta democracia y legalidad; o como dicen Kirchner, Zapatero y Lula: así, así, así es que se gobierna), y todo culminó con una acusación formal contra Patricia Poleo, acuciosa e implacable periodista enemiga del régimen, como lo fue de los anteriores gobiernos, siempre crítica, ácida y dura; contra el abogado Salvador Romaní, hijo de un opositor a Fidel Castro de toda la vida, vinculado a un activo grupito de venezolanos que ayuda a escapar a médicos y entrenadores cubanos que vienen a las misiones; se acusó al general Jaime Escalante, chavista pero hombre decente, acantonado en el Occidente del país donde denuncia, y es enemigo jurado, los campamentos de la narcoguerrilla colombiana asentados en territorio nacional a quienes ahora no se podía tocar ni con un mal pensamiento, y denunciante del tráfico de drogas en el Oriente, de la gente del llamado Cartel del Sol; y finalmente, pero no menos importante o significativo, Nelson Mezerhanne, un accionista de GLOBOVISIÓN, con quien desearon dar un escarmiento a la planta televisiva.

Y por supuesto, como antes hizo Carlos Andrés Pérez, el fiscal pretendía que le creyéramos todo ese cuento mal elaborado. Recuerdo, con asombro, lo dicho por Isaías Rodríguez en esos días, que esos eran todos por el momento, pero que podía haber más involucrados y que todos serían montados en “el autobús de a justicia”, imagino que camino al salón de la justicia. Más tarde quiso involucrarse al cardenal Rosalio Castillo Lara, que en paz descanse, y a Oscar Pérez, líder del Grupo de la Resistencia, así como a militares retirados del Frente Militar Institucional. Siendo como somos, en seguida se dijo: coño, ¿y dónde conspiraba toda esa gente, en una sala de conciertos? Pero esa era la naturaleza de este sujeto, la de un hombre sin inteligencia o probidad, condenado a arrastrarse a pantanales indecibles para poder mantener un cargo público, un muy buen cargo, gana muy bien. O ganaba.

Pero Isaías Rodríguez no actuaba tan alocadamente como uno podría imaginarse hasta este momento: ¡tenía un testigo!, el testigo estrella, un hombre al que jamás se le careó con los involucrados o la prensa que no estuviera controlada por el Estado. Nadie que no fuera del Gobierno pudo hacerle una pregunta jamás. La única entrevista que dio fue con la gente de VENEZOLANA DE TELEVISIÓN, donde la todopoderosa fiscal Luisa Ortega, iba dictándole qué decir. Era terrible, ni siquiera intentaron que se aprendiera el guión, por eso les va como les va. Lamentablemente, para Isaías Rodríguez y Hugo Chávez, la prensa investigó y se supo que el carrizo era colombiano y que tenía un expediente criminal voluminoso levantado allá por… mitómano y estafador. Investigado nada más y nada menos que por mentiroso. Ay, Dios mío, ahora cabe preguntarse: ¿es justo que un régimen tan inescrupuloso pero con tantos recursos no pudiera encontrar a alguien mejor para echar el cuento? El caso fue que el sujeto, Giovanni Vásquez, dijo que él y esas cuatro personas estuvieron creo que en una selva de Nicaragua o Panamá, planeando esa muerte el día tal. Y el fiscal Isaías Rodríguez se lo creyó porque, confesado por él mismo a un periodista de VENEZOLANA DE TELEVISIÓN de apellido Villegas, había visto la sinceridad brillar en la mirada de Giovanni Vásquez cuando le contaba todo; argumentación que hizo revolver en su silla al entrevistador como si estuviera sentado, de pronto, sobre un hormiguero.

Que esas cuatro personas estuvieran en el país para la fecha en cuestión, según Inmigración y testigos oculares, o que sus pasaportes no registraran tal viaje, no lo disuadió. ¡Él tenía un testigo, caramba!, un hombre de mirada sincera y brillante, donde se adivinaba la tortura de un alma que confiesa cosas terribles (ah, no les he contado: el fiscal pretende ser poeta, creo que hasta libros ha escrito). No, este hombre magistralmente ofuscado (¡Danilo había muerto! Dios, ¡Danilo se había ido!) Salió con una nueva teoría, una que lo cubría, explicaba y unificaba todo (todavía no entiendo cómo no lo han llamado de la NASA para que teoricé sobre los campos unificados que tienen a los pobres físicos de cabeza). Todos los indiciados habían escapado por los caminos verdes, porque él sostiene que como nadie custodia las fronteras en este país de quinta (no te digo, atacaba a Chávez), todos salieron por donde entran los irregulares de las FARC; y remató diciendo que la gente que se vio por aquí, vistos por familiares, amigos, vecinos y compañeros de trabajo eran… (ta ta ta tannn) ‘dobles’.

Si, si, sé que suena absurdo y da risa, yo mismo no puedo evitar sonreír aunque la cosa es realmente deprimente, alarmante y doloroso, recuerden que ese señor es el Fiscal General de la República, el que halla llegado ahí por ser sumiso a Chávez no le quita gravedad al asunto. Claro, ante la nueva teoría, todos esperábamos ver a los dobles identificados, desfilando esposados con las cabezas gachas, echando el cuento de cuándo descubrieron que se parecían tanto a fulanito o menganita. Pero por alguna extraña razón, nadie los buscó, ni la fiscalía ni la policía. Ni se dijo cómo hicieron los conjurados para verse fuera de Venezuela. Esos eran detalles nimios, sin importancia. Según Isaías Rodríguez, dicho por él, eran detallitos sin interés levantados como cortinas de humo por los medios de comunicación para salvarle el pellejo a los homicidas. ¡Él tenía un testigo presencial, carajo! Pero el golpe más devastador, uno que ni Kirchner, Zapatero, la Bachelet o Lula supieron como explicar o encubrir de aquel socio que tan generoso era, llegó cuando una reportera de GLOBOVISIÓN presentó una boleta de excarcelación donde constaba que Giovanni Vásquez estaba preso en Colombia el día en que aseguraba haberse reunido con los Cuatro Grandes, las mayores mentes criminales de nuestra era, en la selva. Y aquí, no queda más remedio, uno se lleva las manos a la cabeza y pela los ojos.

¿No es insólito? ¿Acaso creyeron que nadie investigaría, qué nadie se enteraría? ¿Qué les costaba elegir otro día, uno cualquiera, pero que el testigo estrella estuviera en libertad? ¿De dónde salió ese testigo? ¿Lo envióla CIA? ¿Bush? ¿El Diablo? A esta alturas pensaran que con eso terminaba el proceso contra esa gente, pues no; se inventaron una figura legal donde ni eran culpables ni eran inocentes, sí, es verdad, no hay pruebas, pero el proceso no se cierra y en cualquier momento, si aparece alguien más, así sea una imagen en una piedra, se les vuelve a encarcelar. Patricia poleo, quien en cuanto comenzó el zaperoco se fue al exilio, aún no puede regresar a Venezuela, porque no hay garantías de que no la encierren y que en una celda le hagan lo que los cubanos acostumbran a hacerle a sus víctimas en Cuba para destruirlas, esas cosas que gente como Sean Penn, el que fue marido de Madonna (su único logro real en la vida) nunca ve mientras se cree un chico terrible al hacerle la barba a Fidel o a Chávez.

Después de años de verlo desvariar y revolcarse públicamente en la inmundicia, la propia y la ajena, siempre con una sonrisita que daba escalofríos (algo realmente desagradable, créanme), Isaías Rodríguez deja el cargo, rogándole a Dios todos los días, desde ahora hasta su muerte, que el Gobierno nunca cambie y que Chávez pueda mandar hasta que se muera de viejo como Fidel así sea sosteniéndose sobre las armas y la represión, o sus crímenes, los que cometió, los que ayudó a encubrir desde la fiscalía, las persecuciones que personalmente desató contra gente decente que cometió el delito de alzar su voz de protesta ante tantos desmanes, lo alcanzarán. Como finalmente lo alcanzarán ya que es de todos sabidos, y consuelo da, que lo que en esta vida se hace, en esta vida se paga.

Ah, ya imagino al tragadólares (el avión a todo lujo donde el humilde Hugo Chávez sale a vivir la buena vida, a todo trapo, por esos mundos de Dios, alejándose de Caracas que está tan sucita y fea), escapando a toda prisa porLa Carlota, seguido de una multitud que grita y que, como los valientes bolivianos hace poco, llevan palos y piedras que le arrojan. Con lo intrépido que es el Presidente (oculto en el Museo Militar el 4 de febrero mientras otros echaban plomo parejo en su intentona de golpe, y bajo la sotana de los curas el 11 de abril, para que ‘no lo mataran esos muchachos’, como confesó al regresar al poder, pero que luego, convenientemente, olvidó mientras echaba el cuento una y otra vez), gritándole al piloto: más rápido, más rápido, métele chola. Y entre el avión y la multitud que grita, Isaías Rodríguez, corriendo torpemente, gordo y fofo por una vida de vicios y excesos, cargando con las pesadas maletas llenas de dólares, gritando que no lo dejen, que no lo dejen o lo joden, para luego, y cómo no, tropezar y caer, como Clim, aquel mapachito que corría tras el tren cuando se iba Candy Candy.

Ah, hay tanto que contar todavía del ex fiscal que creo que continuaré después…

Julio César.

MODAS QUE TODOS ADORAMOS

-Ay, este bicho si tiene tela. Me tapa toda. Debí comprarlo más pequeño.

Julio César.